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"¿Cómo explicamos que un avión va lleno y un hotel puede operar según semáforo?"

Braulio Arsuaga, director general de Grupo Presidente, explica que la firma abrirá tres complejos y que la apuesta es mantener la rentabilidad para contrarrestar tendencias, como la caída en tarifas.
vie 09 abril 2021 05:00 AM
Braulio Arsuaga, director general de Grupo Presidente
Braulio Arsuaga señala que en el último periodo de Semana Santa, Grupo Presidente logró el equivalente a 71% de los ingresos registrados en el mismo plazo de 2019.

Para Grupo Presidente, la manera de medirse en la industria hotelera es más por rentabilidad que por tamaño, y por ello es que su estrategia para recuperarse en este rubro después de la pandemia está enfocada en proyectos clave, que respondan a las necesidades de un mercado aún sensible a temas sanitarios y de espacios.

La compañía –que además del sector hotelero tiene participación en el segmento restaurantero y de residencias para el retiro– ha sido particularmente afectada por la caída de los flujos de turistas, que en su caso implicó el cierre total de complejos durante dos meses, un entorno del que apenas comienzan a recuperarse.

“En esta Semana Santa del total del portafolio de Presidente logramos 71% de los ingresos de Semana Santa de 2019”, afirma Braulio Arsuaga, director general de Grupo Presidente.

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Para la compañía las aperturas no se detuvieron. En 2020 se inauguró un complejo en Tulum de la marca Kimpton Hotels & Restaurants, y para este año se alistan tres nuevas: un complejo Staybridge Suites en Guadalajara, un Courtyard en Mérida, y un complejo en la región de Baja California que se abrirá en noviembre, pero del que el directivo no dio más detalles.

Además, para 2021 se prevé la apertura de un complejo dual brand con Hyatt Place y Hyatt House de 223 habitaciones en San Pedro Garza García, Monterrey, uno de los proyectos insignia de la compañía en este momento.

Con ello, la firma también espera contrarrestar una práctica que venía al alza antes de la pandemia, pero que en el último año se acentuó: el de la baja en tarifas.

“Es un error que todo el mundo y en toda industria ha sucedido”, asevera Arsuaga. “Es un poco la desesperación que todos empezamos a tener, porque el miedo del viajero a viajar, a hospedarse en hoteles, era tal que hizo que (las ventas) se incentivaran a través de promociones”.

El recorte de tarifas aunado a las bajas ocupaciones ha afectado indicadores como la rentabilidad por habitación disponible (o RevPar), indica el directivo, por lo que también se ha conversado con las autoridades para que se permita una apertura total de los hoteles.

“Hemos tratado de sensibilizar a los gobiernos de que sí, al principio (de la pandemia), debíamos de regir la ocupación derivado del semáforo, pero hoy como conocemos más los protocolos, hemos tratado de sensibilizarlos diciéndoles que ya podemos abrir. ¿Cómo explicamos que un avión va lleno, con un factor de ocupación al 90% o 100%, donde no hay ni dos metros de distancia, y después que un hotel de playa puede operar según el semáforo?”, señala el también presidente de la Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET).

Respecto a lo que se espera para este año, el directivo prefirió no dar un pronóstico a raíz de la inestabilidad de los indicadores de la industria.

“No sabemos ni qué va a pasar en 15 días derivado después de Semana Santa. Hay destinos que lo hicieron bien en cuanto a la afluencia de gente, pero hemos visto fotos de playas retacadas, donde probablemente no se estaban cumpliendo las medidas de distanciamiento”.

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