La demanda de semiconductores experimenta picos y valles naturales, ya que los fabricantes tienden a lanzar nuevos productos, como el último modelo de un teléfono inteligente o la marca de automóvil más nueva, por temporadas. Pero en 2020 una serie de factores convergieron para crear un pico inesperado, incluido un incendio en una planta de chips cerca de Tokio, problemas relacionados con el clima en la cadena de suministro automotriz y las compras de pánico hechas por algunos fabricantes chinos de celulares.
En mayo del año pasado, la administración de Donald Trump impuso sanciones contra Huawei, que impidieron que el fabricante chino de teléfonos inteligentes comprara semiconductores fabricados con tecnología estadounidense. El bloqueo llevó a Huawei a aumentar los pedidos y almacenar chips antes de que la prohibición se hiciera efectiva.
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Después de que Estados Unidos impusiera sanciones a Huawei, otros fabricantes chinos de teléfonos inteligentes también comenzaron a aumentar los pedidos de semiconductores.
Luego, la pandemia obligó a millones de personas a trabajar y estudiar en casa, aumentando la demanda de dispositivos electrónicos, como computadoras, consolas de videojuegos y teléfonos, que funcionan con chips. Los fabricantes de semiconductores, que tuvieron que cerrar temporalmente las líneas de producción en la primavera de 2020, pudieron abastecer esta sobredemanda de los fabricantes de electrónicos con la capacidad disponible que dejó la cancelación de pedidos por parte de los fabricantes de vehículos.
Pero ahora que las armadoras y sus proveedores intentaron restablecer los pedidos se encontraron al final de la fila, detrás de los fabricantes de computadoras y teléfonos. Los cuellos de botella se agravaron cuando una fábrica de chips en Japón se incendió y el mal clima de Texas afectó la producción de varios proveedores en Estados Unidos.
La suma de todos estos factores profundizó el desequilibrio entre la oferta y la demanda, que se extenderá durante la segunda mitad del año. La consultora AlixPartners espera que la actual escasez de chips le cueste a la industria automotriz mundial 110,000 millones de dólares en ingresos en 2021. La previsión es 81.5% superior a la hecha a finales de enero de 60,600 millones de dólares.