La producción de un solo chip puede implicar más de 1,000 etapas, 70 cruces de fronteras y una gran cantidad de empresas especializadas, la mayoría de ellas en Asia. La escasez de este componente ha provocado la paralización de decenas de plantas alrededor del mundo, afectando la disponibilidad de modelos en los pisos de venta de la mayoría de las marcas.
"Hay vehículos que son más tecnológicos y tienen muchos microprocesadores. Esos modelos son los más afectados. En nuestro caso, las versiones más equipadas de nuestros modelos tienen muchos procesadores y es en donde tenemos los mayores impactos", dice Gerardo Carmona, director de Peugeot en México.
Joe Biden convocó la semana pasada a ejecutivos de la industria de los semiconductores en Washington para debatir soluciones a la crisis de los chips, la última medida en un esfuerzo más amplio por reforzar la industria nacional de chips y reducir la dependencia de China.
“El presidente Biden solicitó una investigación que va a durar 100 días para analizar qué debe hacer Estados Unidos como país para atraer inversiones para la manufactura de los semiconductores”, dijo Oscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes.
Biden ha propuesto 50,000 millones de dólares para apoyar la fabricación y la investigación de chips. Gran parte de ese dinero se destinará probablemente a la construcción de plantas multimillonarias de chips avanzados por parte de Intel, Samsung y TSMC. Pero los ejecutivos de la industria dicen que es difícil que todos los procesos se realicen en un solo país.
"Tratar de reconstruir toda la cadena de suministro desde el principio hasta el final en un solo lugar no es posible", dijo a Reuters David Somo, vicepresidente senior de ON Semiconductor. "Sería prohibitivamente caro".
El proceso comienza con discos de silicio en bruto del tamaño de una placa. En las fábricas de chips conocidas como 'fabs', los circuitos se graban en el silicio y se construye en su superficie mediante una serie de complicados procesos químicos. “Creemos que Estados Unidos va a apostar para atraer esa primera fase, que es intensiva en capital y en energía eléctrica”, dijo Albín.
En la actualidad, Estados Unidos sólo representa alrededor del 12% de la capacidad mundial de fabricación de semiconductores, frente al 37% de 1990. Más del 80% de la producción mundial de chips se realiza en Asia, según datos del sector, la mayor parte está concentrada en Taiwán.
“México no compite para realizar la primera parte del semiconductor, pero sí las siguientes. No tenemos una política fiscal atractiva que permita deducir las inversiones en maquinarias costosas y el costo de energía eléctrica en México es alto, pero tenemos un bajo costo de mano de obra”, dice Albín. “En esta primera fase del proceso, Estados Unidos o Canadá pueden ser mejores opciones para competir con Asia”, añade.