La singularidad del campo productor de petróleo yace en que éste se encuentra entre una asignación propiedad de la petrolera estatal y el bloque 7 adjudicado a Talos Energy hace unos años.
Este último resultado da un revés al informe presentado hace unos meses por Talos, y hecho también por un tercero, en el que se le atribuye a la compañía y a sus socios, la alemana Wintershall Dea y a Premier Oil, el 59.6% de propiedad del yacimiento.
Pemex y el consorcio privado se han mantenido en pláticas para decidir el futuro de la operación del campo desde hace más de un año. Sin que hasta ahora hayan podido llegar a un acuerdo.
En marzo pasado, tras vencerse el segundo plazo de las pláticas, el futuro de la operación del yacimiento, y quién quedará al frente de ésta, quedó en manos de la Secretaría de Energía, quien tendrá cerca de un año para dictar una resolución al respecto, que deberá incluir las escisiones de interés del campo y la operacionalidad del mismo.
El resultado del último estudio, que fue hecho por una compañía contratada por Pemex y los socios del bloque 7 y que da a la petrolera estatal una ligera ventaja, podría indicar una menor posibilidad de que las compañías privadas consigan hacerse de la titularidad de la operación del campo.
"Seguimos presionando seriamente para llegar a un acuerdo completo sobre los términos comerciales de la unificación. Creemos que el reciente análisis de terceros subestima los datos relevantes obtenidos durante la campaña de evaluación”, ha dicho Talos este viernes en un comunicado de prensa en el que menciona que los porcentajes de participación iniciales solo son una de las variables que se están determinando para el acuerdo de operación del yacimiento.
Tanto Pemex como el consorcio privado han asegurado que están interesados en hacerse de la operación del campo. Talos defiende que tiene la tecnología y los recursos para llevar la operación del campo a su máximo potencial y la petrolera estatal defiende que es un tema de interés nacional.
Las pláticas para decidir el futuro de Zama se dan en un momento álgido para la industria, debido a los recurrentes cambios hechos por el gobierno federal a las reglas del mercado eléctrico y de hidrocarburos.