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¿Qué se juegan Pemex y Talos en el yacimiento Zama?

Este jueves se vence el segundo plazo para que la estatal Pemex y la estadounidense Talos Energy decidan el futuro del mega yacimiento, el primer descubrimiento hecho por un privado en el país.
jue 25 marzo 2021 05:00 AM
Zama es el primer yacimiento descubierto por compañías privadas tras la reforma energética.
Zama se convirtió en 2017 en el primer descubrimiento resultante de los bloques adjudicados en la reforma energética.

El futuro del yacimiento Zama, el primer gran descubrimiento de la iniciativa privada en el país, se definirá este jueves.

Hoy se vence el segundo plazo otorgado por la Secretaría de Energía para que Talos Energy, la compañía que lidera el consorcio descubridor del yacimiento, y la estatal Pemex acuerden cómo será la operación y quién liderará el desarrollo del campo Zama, uno de los mayores descubrimientos de la industria en los últimos años con un potencial productor de 670 millones de barriles de petróleo.

El futuro del megayacimiento ha llevado a pláticas que se han alargado durante más de un año entre la estatal y la estadounidense Talos. La razón: la complejidad geográfica del campo. Zama se halla entre el bloque 7, que ganó la compañía privada en las rondas petroleras en 2015, y Asab, una asignación propiedad de la estatal Pemex.

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Las pláticas continuaban hasta ayer miércoles, al filo del plazo. El punto álgido entre las compañías radica en la velocidad de extracción de crudo a la que debe estar sometido el campo, según ha asegurado una fuente con conocimiento del tema.

Una de las partes busca una acelerada explotación del campo, mientras que la otra no está de acuerdo con esto y busca que el proceso sea más perdurable en el tiempo, ha dicho la fuente.

El anuncio de la operación del campo se dará en un momento álgido para el mercado que nació con la reforma energética, debido a los últimos cambios hechos por la administración federal al mercado eléctrico, el otro sector que se abrió a la iniciativa privada con el cambio constitucional de finales de 2013.

Ambas empresas han expresado su interés por hacerse de la operación del yacimiento, aunque la compañía privada, que tiene como socios a la alemana Wintershall Dea y a Premier Oil, lleva la delantera en cuanto a inversiones hechas y conocimiento de la geografía del campo, de acuerdo con los planes entregados a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, el regulador del mercado.

Desde marzo pasado, la estadounidense Talos se dijo lista para presentar su plan de desarrollo al regulador. La empresa ha argumentado que cuenta con el capital financiero y tecnológico para llevar la explotación del campo a su máximo potencial y beneficiar a la estatal con la producción, que podría sumar a la meta gubernamental que recientemente se ha reducido a 2 millones de barriles diarios de petróleo para finales del sexenio, desde los casi 2.7 planteados al inicio.

Pero la estatal también ha defendido su capacidad para hacerse de la titularidad del proyecto. La compañía asegura que Zama representa un tema de interés nacional, pues forma parte de un plan de largo plazo que busca formar un polo de desarrollo con Nikita y Chamak, dos campos potenciales propiedad de la petrolera estatal.

Los especialistas del sector no dudan de la capacidad técnica de Pemex para operar Zama, toda vez que se encuentra en aguas someras, una de las especialidades de la compañía y en donde ha decidido centrar sus operaciones en los últimos años. Pero el punto débil, advierten, radica en la poca capacidad financiera de la empresa, que atraviesa su peor crisis financiera de la historia motivada por la pandemia de coronavirus y un histórico mal manejo de la compañía, según ha admitido Pemex en sus reportes financieros recientes.

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La administración de Pemex pasó los primeros meses de las conversaciones intentando quedarse con la titularidad del campo, han dicho fuentes cercanas al caso, pero la ausencia de análisis hechos en la zona y la poca actividad de la petrolera en su asignación cerca a Zama la han ido alejando de su objetivo.

Así, en las últimas semanas la compañía ha relajado su postura para lograr un acuerdo de unificación, pero sin soltar del todo su intención por operar el yacimiento.

En una entrevista reciente concedida a la agencia Reuters, Octavio Romero Oropeza, el director de la estatal, aseguró que la compañía está dispuesta a ceder el papel principal a Talos y sus socios, si el acuerdo beneficia económicamente a Pemex. La declaración de Romero dista mucho de sus primeros pronunciamientos sobre el tema, en el que aseguraba que la mayor parte de los recursos petroleros se encontraban dentro de la asignación de su propiedad, por lo cual debería de ser ésta la operadora del campo.

Las compañías cumplen este jueves su plazo límite para llegar a un acuerdo de unificación, que deberá incluir los detalles de cómo será la operación del campo y la división de la producción.

En caso de que no se logre, será la Secretaría de Energía la encargada de definir los términos del acuerdo y de nombrar al operador titular del gigante Zama.

La política energética del presidente López Obrador se ha caracterizado por poner en el centro del mercado a la petrolera estatal y este acuerdo entre Pemex y la compañía estadounidense ya es definido por los analistas del mercado como el hecho que definirá el rumbo de la tensa relación entre las petroleras privadas y la administración obradorista.

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