En abril de 2021, el dato más reciente reportado por el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), las termoeléctricas –que también ocupan diésel o gas, pero en su mayoría combustóleo– produjeron 1.6 megawatts-hora. Una cifra más alta a la vista en el mismo mes de 2020, pero que aún marca una tendencia que se mantiene a la baja.
Las termoeléctricas son propiedad de la estatal CFE y muchas de ellas estaban programadas para una salida próxima, pero los últimos cambios en el sector, como una serie de acuerdos aprobados por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), han perpetuado su uso, aunque no se ha evitado que su energía quede relegada al final de la fila y eso disminuya su utilización.
La administración federal ha buscado echar hacia atrás el criterio de despacho económico, un mecanismo mediante el cual se da prioridad en el uso de energías baratas –como la solar o eólica– y hace que se utilice cada vez menos la electricidad que tiene un mayor costo.
Y la termoeléctrica es la tercera fuente más cara, de acuerdo con datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
El desplazamiento del combustóleo se ha dado de manera natural conforme han entrado en operación nuevos proyectos eólicos y solares resultantes de las subastas eléctricas de la reforma energética u otras inversiones hechas antes de 2018, explica Paul Sánchez, un especialista del sector.
Y mientras las termoeléctricas se usan cada vez en una menor cantidad, los inventarios de combustóleo en el país se acumulan al alza.
Los datos de la Secretaría de Energía apuntan a que durante la semana del 4 al 10 de abril –el dato más reciente–, los inventarios del subproducto de la refinación tocaron los 1.2 millones de barriles, el dato más alto desde 2017, desde que la administración comenzó a reportar esta información.
Pemex, el único productor de combustóleo en el país, ya ha notado una baja constante en el uso por parte de CFE, su cliente más importante.
En su último reporte anual a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés), la petrolera afirma que sus ventas nacionales del combustible disminuyeron en 27.8%, de 76,000 barriles por día en 2019 a 55,000 barriles por día en 2020, principalmente debido a una disminución en la demanda de la empresa que dirige Manuel Bartlett.
Y mientras la demanda disminuye, el combustóleo comienza a acumularse como un problema para la compañía, que a medida que busca incrementar su fabricación de gasolinas, suma también un aumento en la producción del combustible contaminante.
La estatal suma al menos 10 meses produciendo más combustóleo que gasolinas, debido a la reconfiguración de sus refinerías y la tendencia no parece revertirse.
Una baja en la compra de combustóleo de CFE a la estatal Pemex representaría para Pemex una puerta más cerrada en la venta del producto que ya ha sido prohibido para ser utilizado por las embarcaciones marítimas, debido a su alto nivel contaminante.
En los primeros meses del año, las dos estatales firmaron un acuerdo de compra y venta de combustóleo, del cual no se dieron detalles y quedó constatado en las actas de sesiones del consejo de Pemex. Pero para que la empresa eléctrica nacional aumente el uso del combustible necesita de una serie de cambios contenidos en la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica que ha sido detenida en tribunales.