La deuda de la estatal ha cerrado este trimestre en un nuevo récord, de 115,000 millones de pesos, pese a las inyecciones del gobierno federal para cubrir las amortizaciones de la compañía. La administración federal anunció a inicios de este año que se haría cargo de los próximos vencimientos de deuda de Pemex, para que esta pudiera mejorar su perfil crediticio y centrar su capital en nuevas inversiones.
Para 2022, Pemex enfrentará amortizaciones cercanas a 6,000 millones de dólares, que serán cubiertas con recursos de la Hacienda Pública, de acuerdo con lo que ha sido declarado hasta ahora. “Asumimos que el gobierno va a seguir ayudando a la empresa. El tema aquí es el riesgo intrínseco, como las necesidades de efectivo aumentarían, el gobierno tendría que estar cubriendo necesidades crecientes”, ha dicho la analista de Moody’s.
La agencia asegura que su rebaja en la nota no implica que ésta augure que la estatal recaerá en incumplimientos de pago a sus acreedores, aunque el escalón en que ésta situada ahora la compañía implica señalamientos de riesgos de impago de su deuda. "No estamos diciendo que la empresa no va a pagar, estamos diciendo que la empresa va a tener más dificultades en su generación de flujo de efectivo”, explicó la también vicepresidenta de la agencia calificadora.
Más temprano, el director de la petrolera, Romero Oropeza, dijo a los inversionistas que la petrolera no dejará de cumplir con sus deudas a acreedores y desestimó el riesgo de futuros impagos.
El director general de la petrolera también aseguró esta mañana que la baja en la nota crediticia de Pemex ha derivado de tres factores: la compra de la refinería Deer Park, en Texas; la construcción del complejo Dos Bocas, en Tabasco, y los vencimientos de deuda de la empresa. El directivo explicó que todos estos gastos de la compañía serán cubiertos con recursos federales, razón por la cual ha desestimado la rebaja a la nota.
Pero Almeyda ha asegurado que Deer Park y Dos Bocas, las dos apuestas en refinación, han quedado fuera de la ecuación para reducir la calificación a la compañía, debido a que ya tenían conocimiento de que se financiarán con recursos públicos y aún no tienen una fecha de entrada en operación. “Lo que no estamos viendo es la capacidad de la empresa de pagar sus propias inversiones con sus propios recursos”, ha explicado la analista.
Incluso, agregó que la refinería de Deer Park podría ser un factor positivo para las finanzas de la compañía.
La calificadora ha criticado la expansión del negocio de refinación, que acumula años con pérdidas, haciendo uso de recursos de la hacienda pública y ha señalado que el crecimiento de este segmento de negocio incrementará la dependencia de la compañía a recursos externos por varios años.
La refinación de combustibles se ha convertido en una de las principales apuestas gubernamentales, en búsqueda de la soberanía energética, con la que el presidente busca minimizar o eliminar la importación de gasolinas y sustituir ese producto por el resultante de los complejos de refinación mexicanos. La compañía espera incrementar hacia 2022 el procesamiento de sus refinerías a un millón de barriles al día, una meta que quería lograrse desde finales de 2019.
Por ahora, la agencia calificadora ha descartado una cambio positivo en la nota de Pemex en un corto plazo.