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México ya es potencia automotriz, ¿podrá serlo también en cannabis medicinal?

Empresas canadienses, como Aphira y Canopy Growyh, han manifestado su interés por adquirir o fusionarse con empresas mexicanas que añadan oportunidades en diversos segmentos a sus negocios.
vie 20 agosto 2021 05:00 AM
La cannabis medicinal es una industria naciente en México. (iStock).
La cannabis medicinal es una industria naciente en México. (iStock).

México abrió una ventana al desarrollo de la industria del cannabis. Tras publicar una regulación para su uso medicinal, que ya genera interés más allá de las fronteras, el país se encamina a la conformación de toda una cadena de valor.

Empresas canadienses, como Aphira y Canopy Growyh, han manifestado su interés por adquirir o fusionarse con empresas que añadan oportunidades en diversos segmentos a sus negocios. Clever Leaver, que produce cannabinoides para su uso medicinal, entró al mercado mexicano a través de un acuerdo de suministro de principios activos farmacéuticos con CBD Life, que produce y comercializa el ungüento Mariguanol.

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Los expertos opinan que, así como ha ocurrido con el desarrollo de otras cadenas de suministro como la automotriz o la aeroespacial, uno de los pilares que darán paso al desarrollo de la industria vendrá de las empresas extranjeras que traerán las tecnologías e investigaciones que han desarrollado desde la legalización del uso farmacéutico del cannabis, a través de alianzas o fusiones con las firmas mexicanas que adoptarán estas directrices.

La investigación sobre las propiedades medicinales de la planta será una de las vertientes con mayor oportunidad de desarrollo. Lorena Beltrán, directora general de CannabiSalud, firma especializada en la organización de foros y eventos de promoción e información sobre el cannabis, comenta que México puede ser líder en ciencia dada la fortaleza de la industria farmacéutica, que puede explorar las propiedades e incluso descubrir algunos compuestos de la cannabis, que no ha sido estudiada en su totalidad.

“Hay una oportunidad para que México sea líder en la ciencia, en el desarrollo de medicamentos a base de cannabis, en la maquila y en crear productos”, declara. “También hay una oportunidad para trasladar la investigación que se ha hecho en otros países y traerla a México, concluir aquí y mezclar productos medicinales aquí”, refiere.

La oportunidad de desarrollo para el cannabis medicinal en México es latente, dado que el mercado tendrá un valor de 3.5 millones de dólares y llegará a 54.5 millones de dólares en 2024, de acuerdo con proyecciones de la consultora Statista.

“Estos laboratorios nos llevan años de ventaja y las asociaciones van a tener transferencia tecnológica al territorio mexicano y se va a notar a través de patentes o transacciones industriales que van a permitir tener ventajas competitivas en el mercado. Cuando México sea desarrollador, seremos punta de lanza y entonces habrá oportunidad de exportar productos que se han desarrollado técnicamente en México, como pesticidas especiales”, dice Carlos Solórzano.

La ley actual ya permite el cultivo de la planta para la investigación y el desarrollo de medicamentos, lo que abre camino para quienes cultivan la planta establezcan una relación de compra venta con las empresas farmacéuticas que cuentan con los permisos para la fabricación de medicinas a base de cannabis.

Quienes deseen vender la planta como parte de la cadena productiva tienen que comprobar ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) los fines de uso medicinal de la producción de la planta. Aunque esta oportunidad, considera Beltrán, no es para todos.

“El mercado es muy complejo y se requieren inversiones muy grandes y tener una relación con la industria farmacéutica no es sencillo, los cultivadores tienen que estar involucrados con profesionales y científicos, para que se apruebe este tipo de permiso”, declara.

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¿Qué pasa con el uso industrial?

El desarrollo medicinal del cannabis no es único. En la regulación, que se espera se apruebe en el próximo periodo de sesiones que inicia en septiembre, considera el uso del cáñamo, insumo a partir del cual pueden desarrollarse biocombustibles, cosméticos y suplementos alimenticios. Sin embargo, esta industria tendría que sortear algunos baches dado que en la legislación que está en espera de aprobación no hay una diferenciación entre el cáñamo y la marihuana.

Y aunque parecen iguales a la vista, no lo son. El cáñamo, que es la fibra de la planta, contiene menos de 1% de THC, que es el componente psicoactivo de la planta, lo que significa que no provoca ningún efecto en el sistema nervioso. La marihuana sí contiene niveles altos de THC y también cuenta algunas propiedades medicinales que ya se emplean en medicamentos para tratar enfermedades como la epilepsia.

“No ha quedado muy claro dónde queda el cáñamo industrial en la legislación. Sin embargo, tampoco queda prohibido. Entonces lo dejaron muy en el aire. Al no ser psicoactivo no representa un daño para la salud, por lo tanto, debería ser una planta cannabis más libre, sin tantas restricciones porque tiene muchos usos. De verdad que nos estamos perdiendo de mucho y una oportunidad muy grande de industria para nuestro país”, detalla Beltrán.

Algunos productos de cáñamo, como suplementos o champús ya están en el mercado y cuentan con la autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). En tanto, algunas marcas están a la espera del proceso de registro ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Entre las marcas que están en proceso de aprobación están cápsulas para mascotas, bebidas energetizantes y cosméticos.

Paco OG, microempresario que conecta a emprendedores de cannabis con inversionistas, ve un potencial para el desarrollo en la industria textil, pero sobre todo de los biocombustibles. Esta empresa considera que de regular por separado el uso del cáñamo hay oportunidad para abrir un mercado con un valor de 18,000 millones de dólares durante su primer año de operación.

“Cuando el mercado sea legal vamos a ver regiones completas que van a cambiar su forma de vida y su economía al sembrar cáñamo industrial, porque esto también tiene un aspecto social. Vemos potencial e interés para hacer biocombustibles y las plantaciones pueden estar cerca de refinerías y termoeléctricas”, refiere.

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