El precio de la gasolina en la costa este del Golfo se ubica en su nivel más alto desde octubre de 2014, con base en los datos de OPIS, y casi se ha duplicado en su comparación interanual, pero hasta ahora el aumento en lo que respecta a cómo se comercializa el insumo al público no se ha visto en la misma proporción. La Secretaría de Hacienda ha tenido que elevar el estímulo al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a la gasolina regular a su monto más alto desde que se instauró la mecánica, que busca no trasladar de manera directa el impacto del precio internacional de la molécula a los usuarios y mantener un tope artificial de los precios.
Para la semana más reciente a concluir mañana sábado, Hacienda estableció un estímulo de 70.96% a la gasolina regular, equivalente a 3.62 pesos por litro, su nivel más alto según los registros. El estímulo evita que los consumidores paguen de manera total el impuesto que el gobierno debería de recibir por el consumo de combustibles.
Así, los precios al público se han mantenido en un nivel aparentemente estable. Ayer, el promedio nacional en que se vendió la gasolina regular fue de 20.26 pesos por litro, un 9.4% –o 1.75 pesos– por encima del precio promedio que se registró hace un año, según registros de la consultora PetroIntelligence.
El presidente López Obrador ha mantenido como una de sus principales promesas el de mantener los precios de los combustibles por debajo de la inflación, a pesar de que la cotización internacional de las moléculas ha emprendido una cotización al alza desde hace varios meses que no cesará en el corto plazo, según han explicado especialistas.
"De fondo el control de precios es una ilusión, la forma en que se determinan los precios en los mercados internacionales se da a partir de la oferta y demanda y a fenómenos que tienen que ver con la asignación de flujos de capital en los portafolios de las materias primas", dice Víctor Gómez Ayala, un académico del ITAM. "El control de precios es costoso y completamente susceptible a la manera en que se comporten los precios, si los precios siguen subiendo va a ser difícil de sostener, si empiezan a bajar con cambios a nivel global a lo mejor se vuelve más asequible el esquema".
El gobierno federal mantuvo la comercialización del combustible sin un estímulo –es decir, sin un subsidio– desde marzo de 2020 hasta los primeros días de febrero de este año, cuando un efecto rebote derivado de la pandemia provocó un alza en la mayoría de los combustibles. El gas natural y el propano –el principal componente del gas LP– han sufrido el mismo efecto.
“Los estímulos van siguiendo el precio internacional, básicamente el estímulo es el que está haciendo que el precio al público no incremente, no es un tema de Pemex, ni de las empresas. Todas, incluso Pemex, están transmitiendo el precio del insumo que es este precio internacional y el gobierno lo está mitigando con el estímulo”, dice Alejandro Montufar, el CEO de PetroIntelligence.
El precio internacional de la gasolina es apenas uno de los factores que componen el monto final que pagan los consumidores en las estaciones de servicio, a éste se suman los costos de logística, transporte, el margen de las compañías que forman parte de la cadena de distribución, entre otros.
El aumento en la cotización internacional se debe principalmente al incremento en el precio internacional del crudo, que se ha elevado a niveles muy por encima de los vistos durante los primeros meses de la pandemia por coronavirus. Como ejemplo, el petróleo Brent, una de las principales referencias internacionales, se ha mantenido por encima de los 80 dólares en las últimas semanas, durante abril del año pasado –en uno de los momentos más álgidos de la pandemia– los futuros de la mezcla se cotizaron en niveles negativos.