Parte de la estrategia para mantener el atractivo para los viajeros –80% de ellos extranjeros– radica en mantener las tarifas en niveles de rentabilidad, aún en condiciones adversas como la pandemia de COVID-19.
"Desde un principio nos pusimos como meta no reducir tarifas. Al abaratar un hotel cuesta más de 12 años recuperar la tarifa que tenías. Mantener la tarifa probablemente te pueda hacer perder algo de mercado en una situación donde la gente busca ofertas, pero definitivamente la gente lo va a aceptar y esos puntos que perdiste los vas a recuperar", refiere.
Durante agosto, la ocupación hotelera fue de 52%, un incremento de nueve puntos porcentuales respecto al mismo periodo de 2019. Con ello, se registró la llegada de 208,300 turistas, un incremento de 6.9%.
Hacia fin de año, Salicrup considera que se recuperarán los niveles de ocupación de 2019, que rozaban índices de 70%.
Nuevos hoteles, menos grandes
Para los desarrollos hoteleros de 2022 hacia delante, el representante de los hoteleros afirma que existirá una limitación en el número de habitaciones "para no masificar el destino".
"Todos los proyectos que tenemos en vistas de 2022 hacia delante tienen una regulación en el número de cuartos, que depende de la región y del municipio”, explica.
De la mano del gobierno estatal, el sector ha trabajado para delinear un plan de desarrollo acorde al tipo de hoteles que ha caracterizado a Los Cabos, orientado a los bajos volúmenes.
Sin embargo, los empresarios aún batallan con algunos costos como el energético, uno de los mayores gastos operativos del sector, que en la región presiona de manera particular. "Un recibo de energía eléctrica de un hotel de negocios de forma mensual llega de 75,000-80,000 pesos, aquí en los Cabos llega por 150,000-160,000 pesos, más del doble. Eso es lo que hemos vivido siempre", advierte.