El desafío, declara la representante de la industria, fue enseñar a los agremiados a responder a las exigencias del mercado, considerando la calidad y los formatos de muebles que son demandados, hasta la presentación de los productos.
IKEA abrió su tienda en línea en octubre de 2020 y en abril del año pasado cortó el listón de la primera tienda en el país, en la Ciudad de México. La empresa sueca, que en México dirige Malcolm Pruys, alista la inauguración de su segunda unidad en Puebla y, desde su arribo al país, busca agregar proveedores locales que sean soporte para mantener el stock de productos y, al mismo tiempo, permitan ofrecer mejores costos a los compradores.
Roberto Quiñones, coordinador de Expo Mueble Internacional, señala que representantes de la compañía en 2019 se acercaron a los productores para sumarlos a su cadena, sin embargo, para las mexicanas convertirse en un proveedor de multinacional significa hacer cambios en sus mecanismos de producción.“Siempre va un equipo de dos personas, llevan sus catálogos y nos invitan y no dejan de estar”, apunta.
Hasta ahora, hay una compañía en Jalisco que se ha sumado como proveedor de colchones para los mercados de Estados Unidos y Canadá, aunque la organización no tiene constancia de otros casos similares.
“Tenemos un formato y una forma de producir, cuando quieras trabajar con IKEA puedes mantener tu mismo formato en las líneas de producción con características distintas de formas de ensamble, de empaque. Como empresario, cualquiera puede ser su proveedor, pero tiene que pensar una alternativa al modo normal de producción”, añade Calderón.
Con el ojo en las exportaciones
Si hay un mercado que da un impulso a la industria mueblera mexicana son las exportaciones y, para afianzar este crecimiento, la Afamjal está impulsando la creación de un certificado de origen con una variante: que considere el porcentaje de insumos que vienen de Estados Unidos y Canadá, como madera y telas.
Calderón afirma que, como parte del inicio de esta solicitud, ya la industria ya inició contactos con las empresas proveedoras de la materia prima que se encuentran fuera de México, para que se considere el contenido regional, en el marco del T-MEC. “Normalmente, para tener un certificado de origen de producto mexicano tiene que tener un 50% de producto nacional, el otro porcentaje se puede considerar importación, y queremos que nuestro producto salga con su certificado de origen con los insumos de los tres países y que tengamos el derecho del certificado de origen”, sostiene.