La compañía presidida por Daniel Servitje es solo una de las empresas mexicanas que han escogido a España como sede importante para su internacionalización. Según datos del gobierno español, además de la panificadora, otras compañías mexicanas como Cemex; IMSA (materiales construcción); Softtek (tecnologías de la Información); Laboratorios Silanes (empresa farmacéutica que, con una inversión de 2 millones de dólares, abrió una sucursal en España en octubre de 2009) y ADO (que compró en 2013 la empresa de autobuses Avanza) también tienen presencia en ese país. Igual que otras compañías como Sigma Alimentos, Alsea, Ópticas Lux, Grupo México (mina de Aznalcóllar, Sevilla) y Cinépolis.
Varias de ellas han anunciado inversiones recientes en ese mercado. Por ejemplo, Alsea, el operador líder de establecimientos de comida rápida cafeterías, restaurantes casuales y familiares en América Latina y Europa, anunció en octubre de 2021 que incrementaría a 76.8% su participación en Alsea Europa, que opera 10 marcas de restaurantes en el mercado español, incluidas Domino’s Pizza, Foster’s Hollywood, VIPS, Fridays, Burger King, Ole Mole y Ginos.
Grupo Bimbo, por su parte, finalizó en 2021 la compra de una planta a Cerealto Siro Foods, ubicada en la región castellana, y cuyas operaciones están dedicadas a la fabricación de pan dulce para la cadena de supermercados Mercadona y otros clientes. Con esta adquisición, la panificadora mexicana entrararía al mercado de pan dulce de marca blanca en España.
En el tercer trimestre de 2021, la empresa que preside Daniel Sertvitje reportó un alza de 7.5% en sus ventas netas en Europa y Asia (EAA) en términos de pesos. Excluyendo el efecto del tipo de cambio, las ventas netas aumentaron 15.5%, impulsadas por un crecimiento de doble dígito en la mayoría de los países y la contribución inorgánica de las adquisiciones completadas en Iberia e India, de acuerdo con la información del estado financiero.
La relación comercial entre México y España va más allá de una balanza comercial –que ronda los 10.8 biillones de dólares, según datos de la Secretaría de Economía–. Las marcas españolas están bien metidas en el entretejido de la vida cotidiana mexicana. Una quincena que sale del cajero de BBVA, una camiseta con la etiqueta de Zara, el gas de la estufa que provee Naturgy (antes gas natural fenosa), un auto Seat producido en Cataluña. Lo mismo pasa en el mercado español: el sándwich hecho con pan de molde Bimbo, la película que se proyecta en una sala de cines Yelmo, ahora propiedad de Cinépolis; una hamburguesa que se vende en el Vips, operado por Alsea.
¿Cómo se podría poner una pausa a este entretejido? Eso es lo que ha planteado el presidente Andrés Manuel López Obrador, argumentando que en las dos administraciones pasadas las empresas españolas, principalmente las del sector energético y de infraestructura, se beneficiaron de licitaciones muy favorables.
"Cuando se dio la reforma energética llegó Iberdrola, es la más fuerte del sector eléctrico privado y ha dado pelea para la reforma eléctrica, lo que tampoco le ha gustado al gobierno, y por eso se enoja contra España, pero lo que las empresas hacen es traer su inversión y crear empleos", Carlos Alberto Bautista Pérez especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.
Por ahora, ni el presidente López Obrador ni los funcionarios han explicado las implicaciones de “pausar'' las relaciones con España.
Julián Fernández, jefe de análisis de Bursamétrica, comenta que la fortaleza de las empresas mexicanas como Bimbo o Cinépolis radica en que tiene operaciones diversificadas, lo que les permite compensar sus resultados globales.
“En el supuesto caso de una pausa, lo que podría afectar son las exportaciones, pero no estaría ejerciendo peligro para Bimbo, que no exporta como tal, fábrica ahí (en España) directamente y con esto se pierde el riesgo de que pueda tener alguna situación de peligro para sus operaciones. Aunque al momento, en caso de que haya complicaciones en la relación bilateral, puede haber un cambio en el pago de impuestos, pero hay que esperar porque del ‘dicho al hecho hay mucho trecho’”, puntualiza.