“El efecto en las finanzas públicas es positivo, implican mayores ingresos para Pemex”, dice Víctor Gómez Ayala, académico del ITAM. Este año la petrolera ya deberá pagar menos impuestos por el crudo que extrae y comercializa. La tasa de utilidad compartida (tasa DUC) se ha reducido este año de 54% a un 40% y una menor carga fiscal tendría que, en la teoría, significar mayor recursos para la estatal.
Pero el punto de quiebre vendrá en el uso de los recursos, apuntan los analistas. Por parte de Hacienda un mayor ingreso por la venta de petróleo podría ayudar a aminorar el cargo que representa el estímulo que aplica al IEPS de las gasolinas y que el gobierno federal ha tenido que aplicar casi a su totalidad en las últimas semanas para mantener un aumento arrebatado en los precios, en línea con la promesa presidencial.
Un aumento en el precio de la gasolina sería el segundo efecto. La gasolina que importa la estatal Pemex y las compañías privadas también registran una tendencia al alza. El impacto llegará desfasado a los consumidores, dicen los analistas, una vez que se deban de conseguir nuevos contratos para el suministro de los meses siguientes y se mueva la gasolina que ahora mismo se encuentra almacenada.
“La hacienda pública sí tendrá excedentes, que se podrían terminar utilizando para cubrir otras cosas, las gasolinas, por ejemplo, que tienen ahora un estímulo total al IEPS”, dice Azuara.
Los recursos extras, añade Gómez Ayala, también podrían utilizarse para compensar el alza en los gastos que tendrá la estatal CFE por la compra de gas natural para sus plantas. El gas que compra México a Estados Unidos también ha visto un incremento en los últimos días, pero en menor medida que el alza que se ha registrado en Europa. “La mayor parte de los ingresos tendrían que destinarse a estas dos actividades [aminorar el efecto de la compra de gas natural y el estímulo a las gasolinas]”, explica.
El tercer efecto es una presión a la inflación, seguido por una ralentización en la recuperación económica por una pausa en las actividades industriales posiblemente generada por el aumento en el precio de los energéticos y una cautela de los consumidores.
“Quizá lo que más nos debería preocupar es que la tendencia al alza (en el precio de los energéticos) va a seguir causando presiones inflacionarias”, dice la analista de Banco Base.
Los precios de los energéticos tienen un gran peso en los precios al consumidor, así que un aumento sostenido en los precios del petróleo resultarían en la permanencia de una inflación más alta.