En 2021, según los datos de la compañía, se atendió de manera digital a 144,000 clientes y se concretaron 800,000 operaciones de Pick and Go y entregas a domicilio. Esas cifras contribuyeron a un crecimiento a doble dígito a misma tienda el año pasado.
Otro componente del éxito de H-E-B, agrega Martínez, es la variedad de los productos ofertados, incluyendo las marcas propias, que suman más de 19,000 en su catálogo. Tan solo el año pasado, la cadena lanzó 937 artículos y otros 3,493 de temporada. “Nuestros productos son parte esencial para generar una verdadera experiencia de compra”, dice. “Los olores, sabores, el descubrimiento de nuevos productos añaden al atractivo de nuestra marca”.
La exclusividad también y por ello mantienen un portafolio de 80 marcas controladas y para las que H-E-B tiene los derechos de comercialización. Desde toallas de cocina y carbón hasta aderezos, salsas y condimentos, las tres letras de la cadena inundan los anaqueles de sus sucursales.
Por más cuidadosa que sea su expansión, H-E-B ha llegado al punto en que busca alternativas para facilitar su logística, una compleja red de entregas que, por ahora, solo cuenta con un centro de distribución de escala completa en el municipio de Escobedo, Nuevo León, mientras que en Izcalli, Estado de México, renta otro centro de menor tamaño que surte un máximo de 20% del total de la mercancía, principalmente, frutas, verduras y abarrotes, a sucursales desde el Bajío hasta Tampico.
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Sin embargo, la recolección y distribución de los productos no siempre es la más eficiente. “Hay mercancía, por ejemplo, que viene de Kimberly-Clark, de su planta de San Juan del Río (Querétaro), que ve pasar los tráileres hacia el centro de distribución de Escobedo y luego vuelve a bajar a las sucursales del estado”, cuenta Martínez. “Eso no encarece mucho”.
Aunque el directivo afirma que, por el momento, pueden maniobrar con esa forma de trabajo, ya está en planes un nuevo centro de distribución a escala completa, cuya sede podría ser precisamente Querétaro, aunque no hay nada definido todavía.
“Será un game changer, aunque tenemos que estudiar la mancha actual del Bajío”, explica. “Tenemos tiempo para resolver con claridad hasta 2025 y 2026, de aquí a entonces, es cuestión de analizar la mejor opción”.
Además de la logística, a Martínez le preocupa otra cosa cuya solución no está en sus manos: la inflación. Sin dar demasiados detalles, explica que una parte del crecimiento registrado en sus ventas tiene que ver con el alza de precios, que en los últimos meses se ha colocado en niveles muy por encima de la meta del Banco de México, de 3%. De acuerdo con datos del INEGI, en las últimas semanas, la inflación se ha mantenido arriba de 7% y las previsiones del banco central no dan señales de tregua, al menos, este año.
“Es sumamente preocupante”, comenta. “Sí nos consterna el alza de ventas por cuestión de la inflación”.
A punto de concluir la llamada, Martínez insiste en reconocer a la gente que labora en H-E-B como pieza clave de la expansión de la marca. “Somos firmes con nuestra visión de ser el mejor lugar para trabajar, para comprar y para hacer negocios”, afirma. “Y nuestra misión de elevar la calidad de vida de socios, clientes, proveedores y nuestras comunidades también es sólida”.
Si la gota se expande, dice, es porque detrás hay una marea de buen trabajo.