¿Una inundación que se pudo prevenir?
El Gobierno de Coahuila explicó que el accidente ocurrió cuando los mineros toparon con un área contigua llena de agua, que al derrumbarse provocó una inundación, dejando atrapado a un grupo de mineros en un socavón.
El apartado 15 de la NOM-032-STPS-2008 habla sobre las inundaciones, un riesgo latente en esta actividad Para mitigarlo, las empresas deben realizar un estudio geohidrológico que, al menos, contenga los planos de las operaciones extractivas de carbón con la localización de acuíferos próximos al lugar de la operación minera y de depósitos de aguas superficiales.
Además, es necesario localizar minados antiguos o abandonados próximos, y la delimitación de hasta dónde pueden extenderse los trabajos, tomando en cuenta la existencia de minados antiguos o abandonados.
A partir del estudio, la empresa debe determinar las medidas de prevención y control de riesgos que, entre otras cosas, debe contener las características de las barreras o pilares de protección entre la explotación y el minado antiguo o del cuerpo de agua, así como procesos operativos para la conservación de estos.
José Martínez Gómez, ex presidente de la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México, subraya que la operación de El Pinabete no contó con dichos estudios. "La falta de conocimiento de esas concesiones ya explotadas y la falta de control de las operaciones nuevas, ocasionan que se den este tipo de accidentes. (En el caso de la mina) no había información de a qué distancia quedó la explotación antigua que ya está llena de agua… Al no tener un control, era difícil que los mineros calcularan la distancia a la cual tenían el riesgo", reitera.
Alatorre también coincide en que la falta de un estudio esto pudo haber ocasionado el percance.
Equipo de protección
Entre las obligaciones que marca la NOM-032-STPS-2008 para los patrones, está el verificar que todas las personas que ingresen a las minas porten, al menos, casco de protección, lámpara minera con batería recargable, cinturón portalámpara, botas de hule o calzado de protección con puntera, tacones o conchas auditivas, lentes de seguridad, guantes, respiradores contra partículas, ropa de trabajo de algodón o materiales que no generen electricidad estática, autorescatador y ficha metálica de identificación.
La mayoría de los accidentes en este sector se concentran en las operaciones subterráneas. “Hay estándares de seguridad, pero no sabremos si los mineros atrapados contaban con el equipo y la información necesaria en su momento, hasta que logren salir”, dice Alatorre.
¿Había un plan de rescate?
Debido a la naturaleza de la actividad, la norma sobre la seguridad en operaciones subterráneas de carbón, establece en su apartado cinco que una de las obligaciones del patrón es establecer un plan de atención de emergencias por escrito y a disposición de los trabajadores, contemplando la integración de una o más brigadas para combatir cualquier tipo de incidente, desde incendios y explosiones, hasta inundaciones, derrumbes y desprendimientos instantáneos de gas y carbón.
Asimismo, pide incluir en este plan los procedimientos de alerta y alarma en caso de emergencia, la atención del suceso, evacuación de la mina, primeros auxilios, rescate y salvamento, coordinación de las brigadas de la mina con otras brigadas externos y el control de acceso y reingreso a la operación.
Pero el que 10 mineros sigan atrapados evidencia que varios de los protocolos de emergencia, medidas de mitigación de riesgos y normas sobre señalización y equipamiento no se cumplieron.
El 4 de agosto, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que ya se encontraban en el lugar militares, especialistas y cuatro perros para participar en las labores de rescate, sin embargo, nunca se difundió información alguna sobre si la mina contaba con un plan o brigadas como las que estipula la norma.
Alatorre destaca que, la mayoría de las operaciones de extracción de carbón son pequeñas y no están registradas ante una cámara o asociación, una condición que favorece que pueden no apegarse a los estándares de seguridad. De hecho, el que los "pocitos" cumplan con todos los estándares, suele ser la excepción a la regla.