“Por varios años México ha sido el mercado internacional número uno para Los Angeles, y también es el que más rápido se recupera”, dice en entrevista con Expansión.
“Un 45% de los angelinos se identifica como hispano, así que cuando hablamos de promocionarlo, hay mucha gente que pasa tiempo en ambos países; no es tanto promocionar el destino como mantener esos lazos de amistad y compartir lo que es nuevo en Los Ángeles. No hay una recuperación total de la economía de Los Ángeles sin México”, agrega.
Desde México, la recuperación de viajeros hacia Los Ángeles se ha traducido en que dos de las 10 mayores rutas internacionales del país sean hacia la ciudad californiana, desde Guadalajara y Ciudad de México.
Aunque la demanda de vuelos entre México y Los Ángeles ha repuntado, no se ha recuperado en su totalidad. Justin Erbacci, CEO de Los Angeles World Airports, explica que a la fecha hay 30 vuelos diarios a 16 destinos mexicanos. Mientras el número de ciudades es similar a antes de la pandemia, las frecuencias no se han recuperado en su totalidad, aunque la capacidad adicional está ahí mediante la construcción de más terminales en el Aeropuerto de Los Ángeles, que ya cuenta con nueve terminales y va por dos más.
“Recientemente abrimos la terminal 3 con Delta Air Lines, que es donde Aeroméxico también opera”, dice.
Parte de que el destino aún no se haya recuperado a plenitud tiene que ver con los largos periodos de espera para tramitar una visa para entrar a Estados Unidos, reconoce Burke. Aunque se ha trabajado para agilizar este proceso –con la posibilidad de renovar visas expiradas en los tres años anteriores y mediante entrevistas remotas desde Washington DC–, esto no ha sido suficiente.
“Estos tiempos de espera probablemente son el más grande impedimento para una recuperación internacional completa”, refiere.
Aunado a ello, la degradación de la seguridad aérea mexicana a Categoría 2, realizada por la Administración Federal de Aviación (FAA) estadounidense, se percibe como el otro reto al impedir que las aerolíneas mexicanas abran más rutas o agreguen frecuencias hacia Estados Unidos.
“Es difícil decir cuántos vuelos no están ocurriendo por ello, pero sé que todas las aerolíneas mexicanas quieren volar más, nos piden intervenir para contribuir al cambio en la categoría de seguridad”, dice Erbracci. “Muchas tienen nuevos aviones y están entusiasmados por agregarlos en sus vuelos hacia Los Ángeles, y con ello, además, ser más rentables”.