Luego del paro de actividades de 2020, derivado del cierre de plantas armadoras en medio del confinamiento sanitario, la unidad de negocio automotriz ha retomado el ritmo y ha cerrado contratos globales por 153 millones de dólares de nuevos negocios en lo que va del año.
Rada explica que el fin del confinamiento en la mayoría de los mercados, una ligera mejora en el suministro de semiconductores y la electrificación han detonado más pedidos de frenos, suspensiones y chasises, conforme los fabricantes de vehículos siguen luchando por regresar los inventarios a los niveles previos a la pandemia.
El directivo asegura que las operaciones en Norteamérica se han recuperado de una forma más acelerada que en Europa, una región que aún se ve fuertemente afectada por la falta de chips y en el que los costos operativos de las empresas se han elevado debido al encarecimiento de la energía.
“Tuvimos que sentarnos con los clientes a negociar en el cuarto trimestre de 2021”, dice Rada.
GIS ha logrado amortiguar los incrementos en la electricidad gracias a una estrategia de indexación de este insumo en los precios de los componentes. Si el precio de la energía requerida para fabricar un componente se duplica, el porcentaje que este insumo representa dentro del precio total de ese componente también lo hace. El mismo criterio aplica cuando la energía baja. “Eso nos ha permitido estabilizar los márgenes”, dice Rada.
Baterías de cocina más pequeñas para mantener precios
La unidad de negocio dedicada a las baterías de cocina y trastes de peltre ha experimentado una desaceleración por la fuerte presión inflacionaria en el consumidor. GIS afirma haber mitigado parcialmente los incrementos de costos en materias primas y energéticos con eficiencia operativa y de abastos.
La empresa ya alista algunas estrategias para mantener los precios de las baterías de cocina y de los trastes. Por ejemplo, lanzando baterías de cocina más pequeñas o con menos piezas -si antes vendía una cacerola con tapa pues ahora solo vendo la cacerola-, o reduciendo ligeramente el tamaño de las ollas. Esto se conoce como reduflación.
"Si le quito un centímetro de profundidad será casi imperceptible para el consumidor, pero en términos de costos sí tendrá un impacto favorable, porque te ahorras un centímetro de acero y de pintura. Y eso se multiplica por miles", dijo Rada.