También se busca que se otorgue sólo un registro en el RNT por persona física, y que no haya establecimientos a nombre de sociedades. Además, los hoteleros consideran que la Sectur debería tener como requisito contar con la aprobación de los condominios donde se encuentre ubicado el espacio en renta.
Con estas medidas, el sector hotelero busca regular a las plataformas en diversos términos, como el de seguridad –luego de que se reportara el fallecimiento de tres turistas en Airbnb por una fuga de gas en Cuajimalpa–, pero también para dar con un “piso parejo” en términos de competitividad.
Las plataformas de hospedaje de corta estancia “han crecido a una fuerza estrepitosa. Viene por el cambio tecnológico en la reservación, pero también por la falta de regulación en el servicio”, dijo Luis Barrios, presidente de la Asociación Nacional de Cadenas Hoteleras (ANCH) en conferencia de prensa.
Airbnb anunció a finales de octubre una estrategia en conjunto con el gobierno de la Ciudad de México para atraer a más nómadas digitales a través de una estrategia de promoción turística conjunta, que apuntaría a las colonias y localidades más allá de las más demandadas, como Roma y Polanco.
Aunque el sector hotelero en la ciudad aún está intentando recuperarse del todo por la pandemia de COVID-19, para Airbnb la historia es otra.
En México, las estancias a corto plazo crecieron un 30% en el primer trimestre del año en comparación con 2019, según datos de la compañía. Además, el Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac prevé que las ventas de este esquema superen los 150 millones de dólares durante este año.
“El número de cuartos de dos marcas es una tercera parte de la oferta hotelera de la ciudad. No es un fenómeno pequeño, es una competencia bastante fuerte”, dijo Francisco Madrid, director del Cicotur Anáhuac.
Para los hoteleros, un piso parejo también se traduciría en el cumplimiento de otras obligaciones, como contar con un seguro de responsabilidad civil, como se solicita a todos los prestadores de servicios turísticos.
En total, el sector asegura que la apertura de un hotel toma alrededor de 170 trámites que se realizan a lo largo de un periodo de tres años, mientras que colocar una habitación o casa en Airbnb toma alrededor de 30 minutos.
A nivel legislatura, se buscará llevar estas peticiones a votarse, pero a la fecha hay pocos avances. Frida Guillén, presidenta de la Comisión de Turismo del Congreso de la Ciudad de México, refiere que hay un proyecto para implementar algunas de estas normas; sin embargo, aún se discute su alcance con otras comisiones, como la de ciencia y tecnología. Pero el problema es notorio.
“Evidentemente existe una competencia desleal”, dijo la funcionaria.