Las fuentes no especificaron si las partes ven viable la propuesta o si ésta ha sido un punto áspero en las negociaciones que han tomado fuerza en las últimas semanas, en vísperas de entregar un plan de desarrollo al regulador durante el primer trimestre del año próximo. Las compañías continúan discutiendo los términos comerciales bajo los cuales se explotará el campo, es decir, lo relacionado con la comercialización de los hidrocarburos, que pertenecerán en alrededor del 50% a la estatal Pemex.
Los términos técnicos ya han sido finalizados, según los cercanos a las conversaciones.
Un alto directivo de una de las compañías involucradas en la negociación dijo que es “demasiado pronto” para dar a conocer cuál será el futuro del crudo que se extraiga de Zama. La estatal y el resto de los involucrados en la transacción esperan que el campo registre su primera producción durante 2024, pero todo dependerá de la velocidad con que logren terminar las negociaciones.
Las estimaciones sobre Zama indican que el campo podría producir entre 150,000 y 180,000 barriles diarios, cerca de 10% de la producción que reporta actualmente Pemex.
Talos y Pemex fueron consultados, pero no ofrecieron comentarios.
El campo Zama, el mayor hallazgo petrolero en décadas, se ha mantenido en disputa durante los dos últimos años debido a que se encuentra en medio de un bloque adjudicado a un consorcio liderado por la estadounidense y un área controlada por Pemex. Las compañías discuten el futuro del yacimiento desde el año pasado.
Pemex será el operador del campo, tal y como lo designó la Secretaría de Energía tras un cuestionado análisis.
Los directivos de la petrolera han asegurado que Zama forma parte de un plan de largo plazo que busca formar un polo de desarrollo con Nikita y Chamak, dos campos potenciales propiedad de la estatal. Pero hasta ahora no han mencionado de manera pública nada relacionado con llevar el petróleo del campo hacia la refinería Olmeca, que aún no tiene fecha para comenzar operaciones.