El mundo marcará un nuevo récord este año y no será uno con tintes positivos. El uso de carbón para la generación eléctrica romperá una nueva marca este año, impulsado por los cambios en el mercado energético mundial que a su vez fue revolucionado por la dinámica traída por la guerra entre Rusia y Ucrania.
El precio del gas natural, el combustible que se ha utilizado como herramienta de transición hacia un parque de generación renovable, ha roto todos los pronósticos y su encarecimiento ha llevado a las economías –sobre todo a las europeas– a encontrar en el carbón un combustible de emergencia.
El uso de carbón –que ya estaba de salida, según los pronósticos más optimistas– cerrará este año con un crecimiento marginal de apenas 1.2%, pero con ello se romperá la cifra más alta que hasta ahora tiene registrada la Agencia Internacional de Energía (EIA, por sus siglas en inglés). El mundo consumirá más de 8,000 toneladas de este combustible fósil por primera vez desde que se tiene registro. Ya en el 2021 el mundo también aumentó su consumo, pero en esa ocasión derivado de la recuperación económica tras la pandemia, que frenó el aumento de la oferta de otras fuentes de energía.