La posibilidad de que el gobierno mexicano deje sola a la estatal se ha acrecentado en las últimas semanas. Bloomberg dijo en los primeros días del año que Hacienda busca que la estatal absorba su deuda sin la ayuda gubernamental que fue prometida por el presidente antes de los altos precios del petróleo. Dentro del texto el medio estadounidense dice que “la situación podría cambiar” y eso es lo que esperan los inversionistas. “Para mí no es sorpresivo que el gobierno aún no haya anunciado más apoyo para Pemex, el gobierno mexicano suele ser más reactivo que proactivo. Pemex es probablemente el problema financiero más grande del gobierno mexicano. En cualquier circunstancia el gobierno siempre estará ahí para apoyar a Pemex porque si no lo hace eso sería más doloroso para las finanzas públicas”, dice Aaron Gifford, un analista de T.Rowe Price, uno de los principales bonistas de la estatal.
El gobierno mexicano decidió no pagar más las amortizaciones de deuda de Pemex cuando el precio internacional del petróleo registró un efecto rebote tras los momentos más álgidos de la pandemia. La mezcla mexicana alcanzó un precio por encima de los 119 dólares en el primer trimestre del año pasado y entonces la Secretaría de Hacienda decidió que la estatal podría enfrentar ese costo financiero sola a partir del segundo semestre del 2022. Pero ahora, casi un año después de que se registraron esos altos precios, el escenario es distinto y el precio de la mezcla se ha situado por debajo de los 70 dólares en las últimas semanas.
El precio de la mezcla, dice Víctor Gómez Ayala, un analista financiero, podría ser suficiente para que la compañía saque adelante sus principales costos, pero solo si el gobierno federal decide dar su apoyo y cubrir las amortizaciones. La fortaleza financiera de la estatal se ha basado en el respaldo constante del gobierno federal más allá de un buen manejo financiero –Pemex ha decidido priorizar actividades como la refinación, que le generan grandes pérdidas – y el mercado y los bonistas ya anticipan que el gobierno respalda a la compañía. Nadie ve un impago de Pemex como una posibilidad real.
“Este laberinto de dependencia en el que se metió la administración con Pemex va a ser difícil de abandonar mientras la estrategia se continúe centrando en que detrás de Pemex está en el apoyo del gobierno federal. El mercado toma ya cuenta con que el último responsable (de la deuda) es el gobierno federal”, dice Gómez Ayala.
Pemex acumula una deuda de 105,035 millones de dólares. El monto más alto lo alcanzó en 2020 cuando sumó 113,227 millones en pasivos.
El presupuesto de egresos no contempla nuevas inyecciones de capital para la compañía y la premura por terminar la construcción y poner en marcha a la refinería Dos Bocas –cuya última fecha se ha puesto para julio próximo – reducen las posibilidades con las que cuenta la administración federal para apoyar a la compañía. Pero esto no significa que no lo vaya a realizar, dicen los analistas, sino que ahora la pregunta se centra en cuál será la estrategia a tomar.
“No creo que las acciones que ha utilizado el gobierno federal en el pasado estén ahí: seguir bajando la carga fiscal sería muy costoso porque además es una decisión de largo plazo difícil de revertir, una capitalización también se antoja difícil porque no estaba prevista en el presupuesto de egresos. Más bien podríamos pensar en otra operación de mercado en la cual el gobierno tenga que emitir deuda para refinanciar esos vencimientos”, explica Gómez Ayala.
La Secretaría de Hacienda dice en su plan anual de financiamiento que la estrategia se enfocará en refinanciar las amortizaciones e intentando optimizar el perfil de vencimiento de la deuda. Pemex dice en en otro documento que utilizará diversos instrumentos para su refinanciamiento, como créditos bancarios, instrumentos de capital de deuda, financiamiento directo o garantía de agencias de crédito a la exportación.
Pero los analistas descartan o ven muy poco probable que la estatal salga a los mercados a contratar más deuda o refinanciar la existente. La razón: la tasa de los bonos colocados por Pemex sería muy alta –por encima de 10%– y, aunque para los tenedores de bonos resulta una buena oferta, en el largo plazo es un alto costo financiero para la petrolera y por tanto, para el gobierno federal.
Recientemente, la Secretaría de Hacienda colocó bonos por 4,000 millones de dólares a cinco y 12 años con una tasa de 5.4% y 6.35%. Este porcentaje sería imposible de alcanzar por ahora para la petrolera estatal. Así, los analistas adelantan que lo más probable es que el gobierno mexicano sea quien salga al mercado para cubrir las amortizaciones de la compañía.
“El gobierno le podría dar una nueva inyección de capital a Pemex, aunque es poco probable, o podrían pagar la deuda con una emisión de títulos propios. Hay muchas opciones del gobierno para apoyar a Pemex, ahora no están pero seguramente las mostrarán más adelante”, dice Gifford.