Taddei ha mantenido un perfil bajo. Este sábado pasado, por primera vez subió a un estrado con algunos de los altos funcionarios del gobierno federal y el presidente. Fue en una visita a Bacadéhuachi, en Sonora, el pueblo que se ha convertido en icono de la esperanza del litio, por estar cerca de un sitio en donde se presume está una de las más grandes reservas del país. Este fin de semana se declaró como sitio de reserva minera de litio más de 234,000 hectáreas. Pero Taddei no habló en público, aunque es él quien está a cargo de la parte principal del plan.
Convertirse en una persona pública es para Taddei algo prácticamente nuevo, antes de su nombramiento al frente de la estatal, los únicos referentes de él eran sus investigaciones en algunas de las universidades que ha estudiado y un par de notas de medios locales en las que se vincula su entrada a Harvard con el nombramiento de su padre como superdelegado de Sonora, en agosto del 2018. Pero Taddei no es exactamente nuevo en la política. Cumplió 18 años el mismo año en que el presidente López Obrador se presentó por primera vez como candidato presidencial en las urnas. De eso ya más de 15 años.
Sus primeros pasos en el proyecto, en el que sigue creyendo, fueron en las calles, colgando pendones y en discusiones políticas. Dice que en Sonora, de donde es oriundo, los que se declaran de izquierda son apenas unos pocos, que es un sitio conservador y que muchas veces, mientras estudiaba en la Universidad estatal, se le tachó de radical, cuando era dirigente estudiantil. Ya para el 2012 contribuyó diseñando para el plan de nación del entonces candidato presidencial un proyecto para construir una central solar en Sonora, el antecedente de la que se inauguró -apenas en su primera fase- el viernes pasado.
“Yo tenía otras oportunidades allá (en Estados Unidos), quizá con una vida más tranquila, pero si no fuera porque lo que me mueve es una pasión y porque estoy convencido de que es un proyecto nacional no estaría aquí”, dice durante una charla.
La vida de Taddei ha transcurrido entre las discusiones políticas y las energías renovables. En casa, desde que recuerda, se escuchaba trova y se discutía de política e historia. Después de estudiar en la Universidad de Sonora, comenzó a dar una clase ahí mismo de introducción a las energías renovables, que no estaba inscrita dentro de las materias obligatorias. Años después, en 2019, la materia se volvió parte del plan curricular. “Eso fue como un sueño”, dice Taddei. Y fue justo ahí, en la universidad, donde su relación con las energías renovables se hizo más estrecha.
Formación en energías energías renovables
Hizo un intercambio estudiantil a Santander, España, donde dice que veía a los edificios tapizados de paneles solares y entonces no entendía cómo ahí –en un sitio donde la mitad del año los días son prácticamente oscuros– y no en Sonora –que dice es el lugar “más caliente del mundo”– se generara energía eléctrica mediante sol.
Cuando regresó a México, trabajó como ingeniero en una planta. Rechazó un ascenso para irse a Carolina del Norte. Tomó una mochila y partió hacia el sur del continente por unos meses. El siguiente paso fue la Universidad de Michigan, en donde estudió una maestría en sistemas sustentables, con una especialidad en energías renovables. De ahí partió hacia Viena, Austria, a trabajar con Naciones Unidas. Regresó a Michigan para construir una planta desaladora, la que explica como “una bola de espejos que van siguiendo al sol” y consiguió una patente.
Llegó 2018 y Taddei volvió a México para las elecciones presidenciales, en mayo de ese año voló a Hermosillo, Sonora, para colaborar con la campaña obradorista. Volvió a lo mismo que hizo en 2012, a colaborar en la campaña. Pero una vez que esta terminó, el futuro vislumbraba distinto al de las ocasiones pasadas: fue a Harvard a estudiar, pero ya ahí como estudiante de doctorado se volvió, de manera un poco informal, en asesor del presidente y del gobierno de Sonora, dice que le consultaban los planes relacionados con el litio y los proyectos de energías renovables, como el Proyecto Sonora.
La idea de una empresa estatal del litio comenzaba a escucharse desde que la reforma constitucional en materia energética fue rechazada en el Congreso y entonces el plan b, que incluyó un cambio en la ley minera para prohibir más adjudicaciones en donde pudiera haber litio, se asomó como la respuesta presidencial. Dentro de las salas de Palacio Nacional también la idea había comenzado a gestarse desde antes. Y un día, en una reunión cualquiera, el presidente preguntó a Taddei si estaría dispuesto a dirigir la nueva compañía y el segundo no dudo. Hoy tiene solo un equipo de tres para echar a andar Litio MX y la ayuda de los funcionarios de la Secretaría de Energía.
Renegociar los términos de las concesiones
Hoy Taddei es uno de los responsables de negociar los términos de las empresas que poseen una adjudicación. "Yo me levanto apasionado y me acuesto apasionado por esto, por la visión del proyecto. Lo que yo quiero y queremos es que Litio para México sea una empresa que genere utilidad y que eso se distribuya para el bienestar de México", dice. Pero de Litio para México se sigue sin saber mucho. El fin de semana se anunció de manera formal que la compañía se abriría a las asociaciones con compañías públicas y privadas para explotar el litio.
El gobierno federal ha decidido comenzar con las negociaciones de los términos bajo los cuales se adjudicaron los sitios en donde podría haber litio o ya está comprobado. La negociación más importante podría ser la con la china Ganfeng Lithium, que tiene una de las adjudicaciones cercanas a Bacadéhuachi, y la que más rápido podría arrojar resultados sobre una producción, que ha sido prometida desde 2019 y retrasada en más de un par de ocasiones.
El director de la nueva estatal se niega a hablar de las negociaciones y niega que en cualquier momento se busque quitar alguna de las concesiones ya otorgadas. Pero más allá de este proceso, Taddei tiene una misión aún mayor: lograr que un plan estatal basado en el control del Estado sea exitoso y rentable, algo que han intentado otras economías de la región, como Bolivia y Chile, sin un resultado aún alentador.
Taddei ha decidido sumarse a una administración que hasta ahora, con base en el discurso, ha decidido priorizar al petróleo y las centrales que funcionan con combustibles fósiles. Pero él tiene una impresión distinta a la que tienen los mercados y algunas compañías: dice que el presidente es un hombre abierto a las energías renovables, pero que ese mensaje quizá no ha logrado ser escuchado o no se ha sabido comunicar.