Los estragos de la panademia
Tupperware se vio afectada por los cierres de las actividades comerciales de 2020, que llevaron a las personas a cocinar en casa y utilizar menos contenedores para transportar sus alimentos a la oficina. La situación se complicó por los faltantes de los productos de la empresa, que no llegaron a países como México, afectados por las afectaciones logisticas que se generaron durante el covid.
En un mensaje en la página de facebook, publicado el 21 de mayo de 2021, Mario Cuazitl, presidente de Tupperware México ofrecía disculpas por los faltantes en los pedidos de su fuerza de ventas “estamos totalmente comprometidos en solucionar la situación lo más pronto posible. Mi equipo y yo estamos revisando todas las opciones posibles para resolver la operación”, escribió.
La empresa reconoció que uno de los problemas que enfrentan es la “productividad general y no recurrente de la fuerza de ventas”. Y es que, a partir de la pandemia y con el trabajo híbrido, las dinámicas de las ventas directas, como el ofrecer catálogos en las oficinas y escuelas, ha perdido fuerza.
Pese a los esfuerzos, Tupperware Brands cerró 2022 con una baja en ventas globles de 18% a 1,300 millones de dólares, en su comparación anual. La empresa finalizó el año con una deuda de 705,4 millones, una ligera mejora con respecto a los 709,4 millones de finales de 2021.
El 7 de abril, la empresa informó que busca mejorar su estructura de capital y contrató a asesores financieros, con el fin de que les ayuden a obtener financiamiento complementario, después de que en un comunicado advirtió que existen “dudas sustanciales sobre su capacidad para continuar como negocio en marcha”, a menos que de alguna manera logre recaudar suficiente capital para mantenerse a flote.
Las acciones de la empresa, que tiene un valor de mercado de 61.8 millones de dólares, se desploman en la bolsa de valores de Nueva York, y cerraron a un precio de 1.40 dólares cada una en la jornada del 17 de abril. El 6 de abril, un día antes del anuncio sobre su debilidad financiera, los papeles de la empresa cerraron a un precio de 2.42 pesos cada una.
Innovar ¿o morir?
Para Ángel Méndez, asesor financiero y profesor de la Escuela Bancaria Comercial, la compañía que Earl Tupper fundó en 1946, enfrentó la necesidad de innovar para insertarse en nuevos nichos, como el delivery, que surgieron tras la pandemia.
“Las empresas, con tanto tiempo en el mercado, se renuevan o se mueren. Mientras Tupperware no se salga del paradigma que le dio el éxito en el pasado, no va haber poder humano que los pueda salvar”, declara el especialista.
Durante décadas, las ventas de los contenedores se asociaron a las “Fiestas Tupperware", en las que una anfitriona y vendedora de la marca, reúne a un grupo de personas para mostrar la funcionalidad de productos, modelo que para los expertos necesita un ajuste de tuerca.
“Este modelo le permitió a Tupperware eliminar a los intermediarios, preservar su margen y mantener una relación más estrecha con sus clientes. Sin embargo, en los últimos años, la fiesta ha llegado a su fin, ya que la marca ha luchado por conectarse con los consumidores jóvenes, perdiendo vendedores y compradores. Como consecuencia, las ventas globales han disminuido en más del 50% desde que alcanzaron un máximo de 2,670 millones en 2013”, escribió Felix Richter, en un análisis para Statista.