Eduardo Budge, Country Manager de ALTO en México, señala que los departamentos más afectados por los robos incluyen electrodomésticos, electrónica, telefonía, ropa y zapatos. Estos productos, altamente demandados durante el cierre de año, terminan siendo comercializados en el mercado informal, donde su atractivo radica en precios significativamente más bajos. Aunque ALTO no compartió cifras específicas de pérdidas, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) estima que oscilan entre 10,000 y 14,000 millones de pesos.
Adicionalmente, durante esta temporada de ofertas de fin de año, se observa un incremento en otro delito: el carterismo. Este fenómeno se ve potenciado por las grandes concentraciones de personas en las sucursales, proporcionando la cercanía necesaria para que los carteristas extraigan pertenencias de los bolsillos de los clientes. Según la empresa multinacional, se ha registrado un preocupante aumento del 63% en comparación con el año 2022.
¿Cómo operan las farderos?
En plataformas como TikTok, circulan vídeos que capturan momentos en los que individuos son detenidos en cajas de supermercados o tiendas departamentales. En estas situaciones, tras ser interceptados por el personal de seguridad y verse acorralados, es común observar cómo extraen productos que intentaban sustraer directamente de su ropa o bolsas en pleno piso de ventas.
Eduardo Budge destaca que, aunque ocultar artículos entre la vestimenta es una táctica frecuente, algunos delincuentes optan por un enfoque más premeditado. Días antes del acto delictivo, ingresan a los establecimientos para modificar las etiquetas de ciertos productos mediante el uso de máquinas especializadas. Esta artimaña busca establecer precios más bajos y, de este modo, realizar el pago correspondiente en las cajas. Otras tácticas de robo en el interior de supermercados y tiendas departamentales incluyen el empleo de cupones de descuento adulterados y el uso de billetes falsos.
Budge enfatiza la creatividad de los delincuentes al cambiar los precios, por ejemplo, de dispositivos como pantallas, estableciéndolos en cantidades irrisorias, como cinco o diez pesos. "En tales casos, las autoridades encargadas de la protección al consumidor obligan a las cadenas a vender los productos al precio marcado en la etiqueta, generando pérdidas significativas para los establecimientos", detalla.