Los 10,900 millones de dólares sólo incluyen la deuda de mercado, es decir, los vencimientos de los bonos que en algún momento emitió la compañía. Pero la estatal también deberá hacer frente a la renegociación de algunos de sus créditos revolventes y su deuda de corto plazo.
De acuerdo con su más reciente informe financiero, se proyecta que durante el próximo año, específicamente entre enero y septiembre, Pemex deberá hacer frente a vencimientos de deuda que ascienden a 16,400 millones de dólares, considerando tanto su deuda en pesos mexicanos como en otras monedas.
Hacia adelante, se anticipa que entre octubre de 2024 y diciembre de 2025, se añadirán 3,078 millones de dólares a esos compromisos financieros.
El gobierno federal ya ha comprometido en el presupuesto de egresos una inyección de 145,000 millones de dólares para Pemex –alrededor de 8,400 millones, de acuerdo con el tipo de cambio actual– que podrían ser utilizados para las amortizaciones de deuda de la compañía. Toda vez que la administración obradorista ha continuado con la estrategia de hacerse cargo de los vencimientos de la estatal porque ésta aún no obtiene el flujo de efectivo suficiente para hacerlo por sí sola.
El año próximo la estatal también tendrá una nueva baja en su carga fiscal que podría significarle una mayor liquidez de recursos para hacer frente a sus obligaciones de deuda. La Cámara de Diputados decidió reducir la Tasa de Utilidad Compartida –el porcentaje que paga Pemex por cada barril producido– desde 40% que tiene actualmente hasta 30% el año próximo.
Pese a ello, los analistas consideran el alto nivel de deuda de la compañía y sus obligaciones a cubrir el año próximo como uno de los principales riesgos para el marco fiscal en los siguientes 12 meses.
"No necesariamente tiene que salir mal, pero la gestión del pago de los vencimientos va a ser un tema de tensión en los próximos meses y lo vamos a ver en las tasas", dice Víctor Gómez Ayala, el director de analítica de datos del Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco). "Lo ideal sería que la administración saliente deje un terreno sólido para los que lleguen, pero también vendrá una importante curva de aprendizaje de estos últimos".
La compañía enfrentará el pago de esta deuda en medio de un año electoral, que suele traer incertidumbre a los mercados y los inversionistas. Los analistas ya esperan que la estatal deberá enfrentarse a altos niveles de tasas en los mercados de deuda y sus créditos a refinanciar.
A inicios de diciembre Pemex cerró una refinanciación de su deuda por 8,300 millones de dólares con bancos como BBVA México, Bank of America, Citigroup y J.P. Morgan Chase, según una nota de Clearly Gottlieb, una consultora internacional, que habría fungido como su asesor.
En 2018 alcanzó su nivel más alto, de 113,227 millones de dólares. La baja se ha dado principalmente por dos factores: las inyecciones desde el gobierno federal y la apreciación del peso frente al dólar que ha beneficiado al saldo de pasivos de la compañía.