#Crónica | ¿Cómo es viajar en el Tren Maya en clase Premier y Turista?
Los primeros trenes partieron de Campeche y Cancún abarrotados de visitantes expectantes del viaje, pero inconvenientes durante la ruta dejaron un sabor agridulce en la experiencia.
San Francisco de Campeche, Campeche.- “Este es mi regalo de cumpleaños”, dice Alicia Díaz Ibarra, una de las pasajeras que compró un boleto para el primer viaje abierto al público del Tren Maya, en el tramo que conecta Campeche con Cancún. “Cuando me enteré que el inicio del tren coincidía con mi cumpleaños yo dije que quería estar aquí”, asegura.
El último viaje en tren de Alicia fue en 1979, en una ruta que iba de Puebla a Oaxaca. La recuerda con "uno que otro movimiento brusco" y con personas que subían a vender alimentos en cada estación. Ahora, la psicoterapeuta, quien celebra sus 68 años, viajó desde Querétaro para hacer realidad su sueño: ver otra vez la marcha de un tren.
Alicia, y su esposo Benito, llegaron a las 5:30 de la mañana a la estación San Francisco Campeche diseñada por la arquitecta mexicana Gabriela Bojalil, quien también participó en el diseño de la Torre Bicentenario. Pasan por un estacionamiento casi vacío, siguen hacia un edificio de doble altura que crea una sensación de amplitud al atravesar las puertas de cristal, custodiadas por elementos de la Guardia Nacional. Finalmente llegan a un lobby abarrotado.
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El módulo de información al interior está listo igual que la recepción, aunque no cuentan con personal de atención. En las pantallas, se exhiben las diversas tarifas. El viaje directo para turistas nacionales en la clase Premier cuesta 1,862 pesos, una diferencia de 696 pesos respecto a la clase Turista, cuyo precio es de 1,166 pesos. Para los viajeros internacionales hay otras tarifas, igual que para quienes desean descender en estaciones intermedias, pero en este momento algunas de ellas aún no están operativas.
La sala de espera aún no ha sido instalada, disponiendo únicamente de una docena de sillas para aquellos que deseen descansar antes de abordar.
Cuando llega el momento de abordar, se utilizan seis torniquetes equipados con lectores de códigos QR. Estos códigos pueden ser escaneados tanto desde un boleto físico como desde uno digital. No hay ninguna estación de revisión de equipaje ni un punto de control de seguridad; el acceso es directo.
Tras pasar por estos dispositivos, se accede al andén del tren, con una longitud de entre tres y cuatro metros, que sirve como área de espera antes de ingresar al tren.
Alicia y su esposo están listos para unirse a los 221 pasajeros que adquirieron boletos para el viaje inaugural en el "jaguar rodante", como popularmente se conoce al Tren Maya.
Un boleto en clase Turista
A lo lejos, se divisa la llegada del tren. La empresa Alstom, a cargo del diseño de estos ferrocarriles, ha conferido una identidad distintiva a la región sureste al optar por tonalidades de verdes, azules y turquesas. Estos tonos no solo caracterizan el interior, sino que también sirven para distinguir entre las clases Premier (de tono azul claro) y la Turista (de tono gris con detalles en turquesa). El primer vagón, destinado exclusivamente a la clase Premier, precede a una zona destinada a personas con movilidad reducida, la cafetería y, por último, los asientos de categoría general.
A las 7:14 de la mañana del 16 de diciembre de 2023, da inicio el tan esperado primer viaje para pasajeros del Tren Maya. Los boletos para este viaje se agotaron en tan solo 20 minutos desde el inicio de la venta en línea. En los distintos vagones, se escuchan repetidamente los cánticos de "Es un honor estar con Obrador" y el coro de "Presidente, Presidente".
Los asientos, a pesar de su sencillez, cuentan con un sistema de reclinamiento que permite que la butaca se desplace horizontalmente hacia adelante. Los reposabrazos son ajustables, y todos los asientos están equipados con una mesa lo suficientemente grande para trabajar con una computadora o comer, además de conexiones para recargar cualquier dispositivo electrónico.
En la parte superior del tren, se encuentran compartimentos con dimensiones adecuadas para casi cualquier equipaje; sin embargo, el tren tiene espacios específicos para transportar aquellos que no quepan, como algunas bicicletas o equipajes voluminosos.
Aire acondicionado e internet a bordo son parte de las comodidades del "jaguar rodante", sin embargo, en este viaje inaugural, la conexión eléctrica presenta intermitencias, al igual que la red wifi.
En menos de media hora, la fila para la cafetería, ubicada entre los vagones uno y dos, comienza a crecer. Adquirir un desayuno puede costar entre 200 y 300 pesos. Pese al costo, al mediodía, la oferta de alimentos prácticamente se agota, ya no quedan baguettes mediterráneos ni paninis clásicos. La situación empeora a la 1 de la tarde, con escasez total de alimentos y solo disponibilidad de agua mineral y cerveza.
En momentos específicos, el personal a bordo del tren informa que la marcha se ralentiza debido a la "verificación del cambio de vía". Lo que inicialmente se estimaba como un viaje de aproximadamente seis horas se prolongó a nueve horas y media. Los pasajeros desembarcaron del tren a las 5:30 de la tarde, hora local de Cancún.
"Estamos muy contentos, era previsible traer alimentos, ya que este es el primer tren. Nos quedamos con la pancita vacía. Pero bueno, en el futuro, llegarán trenes con camarotes e incluso regaderas. Seguro será una experiencia inolvidable", afirma Alicia mientras se prepara para descender del vagón.
El viaje en el vagón número uno
En el extremo opuesto de ese primer tramo, en Cancún, estaba programada la salida de otro tren con destino a Campeche a las 7:00 de la mañana. Sorprendentemente, Cancún no estaba completamente preparado para recibir al Tren Maya. En esta fase inicial denominada "preinaugural", Quintana Roo cuenta con dos estaciones, Leona Vicario y Aeropuerto de Cancún, pero ninguna logró completarse para el primer viaje hacia Campeche.
Desde antes de las 6:00 de la mañana, la estación, ubicada en la carretera 180 a unos kilómetros del aeropuerto de Cancún, abrió sus puertas para permitir que los primeros pasajeros abordaran el tren, aunque el viaje comenzó 22 minutos después de lo programado.
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La estación de Cancún, el principal destino turístico de la región, no contaba con taquilla, sistema para revisar boletos, tienda para adquirir alimentos y los baños eran provisionales. La lluvia del frente frío 17 y las obras en construcción en la zona complicaron la llegada de algunos pasajeros, quienes tuvieron que correr para subirse al "jaguar rodante".
Las camisas blancas y gorras con la leyenda "Tren Maya" que regalaron a los primeros viajeros no emocionaron tanto como la llegada del tren. Alrededor de las 7:00 de la mañana, cuando se oyó la unidad de cuatro vagones propulsada por diésel y electricidad, se desataron los aplausos, los 'vivas' y los gritos de apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador, el llamado "arquitecto de la obra". "Es un honor estar con Obrador", se escuchó en una estación aún incompleta.
"Clase Premier en el primer vagón y clase Turista en los otros", indicaban los trabajadores a los pasajeros para que se apresuraran a subir al tren blanco con detalles en verde con destino a Campeche. La emoción de ingresar al tren, conocerlo y grabar videos competía con la urgencia de elegir un asiento. Aunque los lugares tenían numeración, en el primer viaje no fueron asignados, por lo que la rapidez definía qué sitio ocupar durante las próximas seis horas.
El vagón número uno cuenta con 48 asientos, varios de los cuales quedaron vacíos a pesar de ser el viaje inaugural. Los asientos, de color turquesa como el mar del Caribe mexicano, están distribuidos para proporcionar mayor espacio y comodidad a los pasajeros, solo tres asientos por cada una de las 16 filas.
Los pasillos, los baños, las puertas automáticas, la cafetería, cualquier detalle atraía la atención de los pasajeros, pero las ventanas panorámicas eran el mayor atractivo. A través de ellas, se podían apreciar miles de árboles en el camino, las casas de los habitantes y el imponente cielo azul en algunos tramos, en otros algo nublado.
Para sorpresa de varios, el tren viaja en reversa. Mientras la mayoría de los pasajeros están sentados hacia el este, el tren se desplaza sobre las vías hacia el oeste, creando la sensación de ir en reversa.
La clase Premier incluye alimentos calientes, como una panini de jamón y queso, así como una bebida, aunque esta puede tardar más de una hora en llegar.
Precisamente por este valor agregado limitado, en este primer viaje hubo varios pasajeros arrepentidos de haber gastado 600 pesos en la "experiencia Premier"; mientras que otros pensaban que el precio incluía una comida en el restaurante del Janal, otro de los trenes que entrará en operación en un futuro.
Independientemente del tipo de boleto adquirido, los pasajeros pueden transitar entre el vagón uno y el cuatro para tomar fotografías, ir al baño o simplemente recorrer el llamado jaguar rodante.
El viaje continúa ininterrumpidamente y las paradas programadas para descender no ocurren. El motivo es que casi todas las 12 estaciones entre Cancún y Campeche aún están en obra gris, es decir, con trabajadores en acción, y para evitar accidentes no se permite que los pasajeros bajen. La única estación intermedia que ya está habilitada, y en la que sí se puede hacer un descenso, es la estación Teya, en Mérida.
Por ahora, los pasajeros tienen que conformarse con observar los andenes a medio construir desde sus ventanas. Algunos de ellos justifican las obras inconclusas debido al "breve tiempo" en el que se construyó el Tren Maya: tres años y medio. Los más de 470 kilómetros de recorrido entre Cancún y San Francisco Campeche se cubren en siete horas y 14 minutos, durante los cuales se acerca a los visitantes a atractivos como las zonas arqueológicas de Chichen Itzá y Ek Balam Dzibilchaltún, así como a los pueblos mágicos de Izamal y Valladolid.
En esta fase de "preinauguración", como la denomina el Gobierno Federal, el destino final es San Francisco Campeche, donde los usuarios descienden del jaguar rodante. Antes de partir, capturan un momento histórico: el regreso de los trenes de pasajeros a México.