Benjamín Alemán Castilla, extitular de la ARTF, destaca la importancia de abordar el problema de la inseguridad para mantener la atracción de inversiones extranjeras en el país. La impunidad que rodea estos actos delictivos obliga a las empresas a invertir recursos en medidas de seguridad adicionales, lo que resulta en costos financieros y logísticos considerables.
"Si hubiera un buen estado de derecho las empresas no tendrían que estar gastando en ello", dice en entrevista.
Los efectos negativos de la inseguridad van más allá de los gastos adicionales en seguridad. También obliga a las compañías a ajustar sus operaciones, modificando horarios y rutas para garantizar la seguridad en el transporte de mercancías. Esta adaptación constante genera una incertidumbre adicional y puede afectar la eficiencia y rentabilidad de las operaciones comerciales.
El Estado de México ha sido identificado como la entidad con la mayor incidencia de robos, concentrando aproximadamente el 26% del total. Y particularmente, Ecatepec, que se posiciona como el municipio más inseguro, ha llevado a los Centros de Distribución (CDIS) a cambiar sus estrategias de negocio.
“Había una incidencia muy grande los sábados en la mañana, y era porque precisamente los CDIS pedían que la mercancía llegara entre sábado y domingo para estar ya el lunes con las tiendas surtidas, pero hemos visto un patrón de cambio en cuestión de los CDIS y lo que las grandes cadenas comerciales piden”, menciona David Román, presidente de la ANERPV, en entrevista con Expansión.
Al mismo tiempo, mientras crece la inseguridad aumenta la tecnología que utilizan los delincuentes, así como sus oportunidades para cometer los hurtos. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el 56% de los vehículos robados logra recuperarse, sin embargo, esta cifra era de 58% antes de la pandemia y de 70% en 2020.
Norma Alicia Rosas, directora del organismo, destaca que en muchos casos los vehículos llegan a ser desmantelados, de tal forma que las refacciones de estos terminan en un mercado negro, dificultando la recuperación del vehículo.
“Además de la pérdida patrimonial que implica el robo del vehículo o del equipo pesado, se vincula esto con el robo de mercancías y esto tiene también impactos secundarios; cuando se roban las mercancías simplemente estas pueden terminar en mercados de procedencia ilícita y afecta no solo a los transportistas o a los dueños de las mercancías, si no también a las empresas formales”, concluye.