En Ramos Arizpe, BIC opera una planta donde fabrica rastrillos, la cual cerró el año 2023 con una producción anual de 700 millones de unidades. Esta cifra aumentará a 1,000 millones este año, con la puesta en marcha del nuevo complejo, y se proyecta alcanzar los 1,500 millones de unidades para el año 2025. De esta meta, el 20% del producto se destinará al consumo local, mientras que el resto será para la exportación.
Mario Berra, vicepresidente senior de Manufactura Global de BIC, señaló: "Con estos 1,500 millones de unidades, sumados a los 1,600 millones que ya producimos en la planta de Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México, vamos a superar los 3,000 millones y nos convertiremos en el país con el mayor volumen de producción para la compañía".
Para determinar los productos fabricados en Ramos Arizpe y cubrir eficientemente todos los mercados, el equipo de BIC en México coordinó sus operaciones con las instalaciones en el resto del mundo durante la implementación de este complejo. "La estrategia consiste en estar cerca de los mercados, y para ello contamos con una sólida segmentación de operaciones", explicó el ejecutivo.
A corto plazo, con la puesta en marcha de la producción de marcadores, sumándose a la fabricación de bolígrafos de cristal, bolígrafos round stic, bolígrafos round stic con resorte, portaminas y correctores de dos tamaños distintos, BIC se prepara para aprovechar la temporada de mayor demanda para las empresas de papelería: el regreso a clases en agosto próximo.
Además de estos productos, BIC también elabora y comercializa encendedores, navajas de afeitar y marcadores para tatuajes temporales en la piel, aunque estos últimos aún no están disponibles en el mercado mexicano.
Según estimaciones de Global Markets Insights, el mercado mundial de instrumentos de escritura tuvo un valor de 16,600 millones de dólares en 2023 y se prevé que crezca a una tasa de crecimiento anual compuesta de más del 4.8% entre 2023 y 2032.
Reforzar la cadena de suministro
El directivo, en una entrevista con Expansión, destacó que la nueva operación en México no solo les permite atender diversos mercados al integrar productos anteriormente no fabricados localmente, sino que también les brinda la oportunidad de consolidar su cadena de suministro al combinar la fabricación y el empaquetado de productos, lo cual es crucial para reducir su huella de carbono.
Además, las instalaciones cuentan con procesos optimizados que conducirán a la empresa a ahorrar energía y agua, aprovechando la energía renovable y optimizando la producción para minimizar el desperdicio de recursos.
"Vamos a lograr una mayor integración entre la fabricación, el empaque y la distribución. Con esto, toda la cadena de suministro se optimiza para generar un impacto ambiental positivo en la cadena de valor", mencionó Mario Berra, sin detallar las metas específicas de sostenibilidad o los ahorros de energía y agua en el complejo.
Una de las metas globales de la empresa para 2030 es utilizar el 50% de plástico reciclado en sus productos, mientras que para 2025, el 100% de los empaques de plástico para consumidores serán reutilizables, reciclables o compostables.
BIC estableció su presencia en México en 1973, donde posee dos plantas: una en Cuautitlán Izcalli y otra en Ramos Arizpe, inaugurada en 2009 y dedicada hasta ahora exclusivamente a la producción de rastrillos.