Pero mientras el mundo ha tocado niveles sin precedentes, México ha registrado el nivel más bajo desde que el organismo tiene registro, que es 2017, cuando el país abrió a los privados la posibilidad de invertir en este tipo de energía.
Durante 2023 en México se instalaron apenas 96 GW de nueva infraestructura eólica. Como perspectiva, esta cifra es apenas el 7.5% de la cantidad que se instaló en 2019, cuando decenas de proyectos estaban siendo instalados como resultado de las subastas eléctricas del sexenio pasado.
En el listado de países incluidos, Pakistán, Arabia Saudita, Sudáfrica y Kenia registraron un nulo incremento de infraestructura eólica, a pesar de que en años pasados tuvieron aumentos importantes.
“De México a Vietnam a la India, las percepciones de riesgo para los proyectos eólicos se centran en el riesgo reglamentario, el uso del suelo, solvencia y viabilidad financiera de los oferentes, la disponibilidad de transmisión, estabilidad monetaria, la resolución de conflictos y otros factores”, dice el organismo en un informe publicado apenas hace unos días.
Un elemento que también ha retrasado la instalación de nuevas centrales, dice el organismo, son las próximas elecciones presidenciales. Los inversores están esperando a tener más certezas sobre cómo será la próxima política energética.
México se encuentra en un momento crucial para la instalación de nueva infraestructura eólica derivado del fenómeno del nearshoring, las compañías que llegarán al país buscarán –según han manifestado– sitios en donde puedan obtener energía de fuentes renovables.
Las dos candidatas puntero de las encuestas han hecho del impulso a las renovables un punto importante de sus estrategias de política energética. Recientemente, Claudia Sheinbaum propuso invertir por casi 13,600 millones de dólares en nuevos proyectos de generación eléctrica, especialmente en plantas eólicas y solares, que representaría un fuerte cambio con la política energética actual.