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¿Qué hay detrás de Lakach, el campo de gas con el que Slim quiere hacer negocio?

La historia del campo Lakach es larga: Pemex invirtió en éste más de 1,000 millones de dólares sin resultados y New Fortress Energy abandonó el proyecto hace apenas unos meses.
mié 10 julio 2024 06:04 PM
¿Qué hay detrás de la millonaria inversión de Carlos Slim en el campo Lakach?
Lakach es un campo de gas ubicado en aguas profundas, que hasta ahora no ha podido ser desarrollado por Pemex.

Grupo Carso acaba de firmar con Pemex un negocio que para muchos no resulta rentable: el desarrollo de Lakach, un campo de aguas profundas con reservas de gas que fue abandonado por la petrolera estatal cuando los costos de su desarrollo y operación resultaban muy superiores a las ganancias –por los bajos precios del gas–. Pero ahora, casi 20 años después de ser descubierto y luego de que la estadounidense New Fortress Energy dejara el proyecto hace unos meses, la firma del empresario Carlos Slim ha decidido invertir alrededor de 1,200 millones de dólares.

Se trata de uno más de los movimientos del conglomerado en el mercado energético, después de la reciente compra de PetroBal, la petrolera fundada por la familia Baillères, y la adquisición de poco menos del 50% de la filial de la estadounidense Talos Energy en México.

Pero esta última operación tiene una gran diferencia respecto al resto: la cantidad de producción no está del todo garantizada y los trabajos iniciarán prácticamente desde cero. Pemex ya ha invertido más de 1,000 millones de dólares en el campo sin ningún resultado alentador. El juego será prácticamente iniciar de nuevo.

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La historia de Lakach es larga. Fue descubierto en 2007 y abandonado por Pemex en 2016. La aprobación para que se retomara el proyecto por parte de la Comisión Nacional de Hidrocarburos resultó de un proceso controvertido, con la renuncia de quien fuera el comisionado presidente justo cuando el plan estaba en discusión y la resistencia de otros miembros del pleno para su aprobación.

“Carso le ha entrado a negocios muy productivos, el resto [de activos] que ha adquirido son muy rentables, pero creo que este, sin duda, es mucho más estratégico, no va a ser gran negocio, pero sí lo va a posicionar en términos políticos”, dice una fuente de alto nivel que asesoró a New Fortress Energy en el proyecto y que pidió no ser citada.

De lograr producción, planeada para dentro de dos años y medio, Carso se convertiría en la primera compañía en lograr producción de hidrocarburos de aguas profundas en el país. Para ello echará mano de la estadounidense Talos Energy México, una de sus adquisiciones, para las labores técnicas. Hasta ahora, Carso no ha sido un gran operador de campos petroleros y su experiencia ha sido más basada en la prestación de servicios.

New Fortress Energy, la empresa que se había comprometido a invertir 1,200 millones de dólares antes que Carso, decidió dejar el negocio el año pasado cuando Pemex no pudo garantizarle la producción de gas proyectada y se negó a firmar unas garantías al respecto, según fuentes. La idea de negocio de la estadounidense era quedarse con alrededor del 70% de la producción de gas, para licuarlo y exportarlo al mercado asiático, donde el precio de la molécula es mucho más alto. Tomando cuenta eso último, el negocio podría resultar rentable.

Pero el plan de Carso es que la producción de gas se quede en el país y cubra la oferta del mercado doméstico. Así, las probabilidades de rentabilidad bajan porque el precio del gas en México, está prácticamente indexado al estadounidense, uno de los mercados más competitivos del mundo.

Grupo Carso ha firmado un Contrato de Servicios Integrales de Exploración y Extracción (CSIEE), un modelo que hasta ahora poco le ha funcionado a Pemex y ha sido poco atractivo para el mercado privado. En este tipo de contrato, la compañía privada prácticamente ejecuta la obra, y es necesario la generación de ganancias para pagar recuperar las inversiones. Es decir, Carso no recibiría ningún rendimiento hasta el comienzo de producción y ventas. Pemex se quedará con la titularidad del campo en el contrato que tiene como vigencia julio del 2041.

“Puede estarse viendo desde los dos lados (una parte política y otra de negocio) porque al final Carso tiene filiales relacionadas que ejecutan el trabajo, y por ahí ya comienzan a ganar algo. Entonces aquí se está apostando a que el precio del gas y las ventas que se generen sean suficientes para recuperar la inversión, pero hay que recordar que el precio del gas en México sigue relativamente cerca a lo que pasa en Estados Unidos, donde el precio es bajísimo”, dice Andrés Armijos, de la consultora Welligence.

La inversión total estimada para el desarrollo del campo, según el plan entregado a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, es de 1,789 millones de dólares. Esta cantidad no toma en cuenta los 1,000 millones de dólares que la estatal Pemex invirtió de manera previa y de la que no obtuvo resultados.

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