Carso Energy, la filial que agrupa el negocio de gas, tiene tres gasoductos principales: la totalidad del Samalayuca-Sásabe y el 51% de participación en el Waha-Presidio y Waha San Elizario, en Estados Unidos. También es accionista de una de las refinerías de la estadounidense PBF Energy.
Carso Energy cerró 2022 –el dato anual más reciente– con ventas por 4,115 millones de pesos, un aumento del 37.4% respecto a un año antes.
Las adquisiciones recientes
Carso llevaba varios años buscando expandir su negocio de exploración y producción de petróleo en Latinoamérica, dicen dos analistas de la industria. Pero decidió quedarse en suelo local y enfocarse en dos proyectos resultantes de la reforma energética: el campo Zama, el primer yacimiento petrolero descubierto por la industria privada y que dentro de su historial guarda un enfrentamiento entre Pemex y los privados por hacerse con su operación; y los campos Ichalkil y Pokoch, ganados por Fieldwood –que después vendió su participación a la rusa Lukoil– y la mexicana Petrobal, y de los únicos activos productores de petróleo en manos de los privados.
“La compra ha sido estratégica, con activos de alto nivel. Se hicieron con el 50% de dos campos que ya están produciendo –Ichalkil y Pokoch– y Zama, que es aún un campo en desarrollo, pero que es el más importante para México. Todo eso es un indicador muy claro de que ellos ya van a jugar muy fuerte en el mercado de petróleo y gas”, dice John Padilla, director de la consultora IPD Latinoamérica, con sede en Colombia.
“Estas compras le van a dar una plataforma muy fuerte para expandir su negocio de upstream como lo estaban buscando, porque hasta ahora era sólo un jugador menor en la industria”, añade.
Carso cerró en septiembre la compra del 49.9% de la filial en México de la estadounidense Talos Energy, compañía que había mantenido
Pero mientras esta compra se anunció de manera pública, Control Empresarial de Capitales –de Grupo Carso– se hizo con el 5.1% de la inglesa Harbour Energy por 115 mdd, segúnconflictos con Pemex por Zama y que incluso abrió la posibilidad de un arbitraje internacional después de que la Secretaría de Energía dio la operación del campo a la estatal.
Zamajal, la filial creada por Carso para estos nuevos proyectos, acordó pagar 124.7 millones de dólares por hacerse con casi la mitad de la participación de Talos en México, que tiene como único activo a Zama. El acuerdo incluye que una parte del pago se hará cuando el activo reporte su primera producción, planeada para el año próximo, según el plan aprobado por el regulador.
Talos y Carso son dos viejos conocidos: participaron juntos en la presentación de dos ofertas durante la ronda 1.2, aunque no obtuvieron los bloques. La compra da al conglomerado alrededor del 8% de la participación en Zama.
Pero mientras esta compra se anunció de manera pública, Control Empresarial de Capitales –de Grupo Carso– se hizo con el 5.1% de la inglesa Harbour Energy por 115 millones de dólares, según Bloomberg. La compañía apareció por primera vez en la lista de accionistas de la petrolera en octubre pasado.