Desde la perspectiva de la Misión de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (Fumec), México está en una posición similar a la que estaba hace 30 años en la industria automotriz, un sector que hoy en día aporta alrededor del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y que ha llevado al país a ser el séptimo mayor productor de vehículos en el mundo.
Su estudio Mapa de ruta: Oportunidades para el Nearshoring de Semiconductores en México, resalta que a principios de la década de 1990 “pocos habrían predicho” que México se convertiría en el hogar de una veintena de armadoras que producirían vehículos que llegarían hasta 150 países diferentes, y es que el panorama de ese entonces se asemeja al observado hoy en día con la industria de semiconductores.
“Del mismo modo, México aún no es candidato para albergar una red de instalaciones ATP y/o instalaciones de otro tipo que apoyen la cadena de suministro de Norteamérica, sin embargo, las mega-inversiones en Norteamérica podrían moldear el futuro económico del país. México tiene la ubicación, la infraestructura y el talento para hacer realidad este futuro”, asevera.
La integración buscada por América del Norte para producir estos componentes en la región figura como una especie de “trampolín” para este sector en México, al mismo tiempo que el T-MEC robustece la relación económica entre los tres países de la región.
El estudio considera la evolución del sector automotriz en México como “una de las historias de mayor éxito industrial del mundo”, al proveer “lecciones importantes” para la apuesta del país por ampliar su papel en la cadena de semiconductores.
Destaca que el país aprovechó el mercado interno, que ronda los 1.3 millones de vehículos anuales actualmente, así como su proximidad con el mercado estadounidense, para alcanzar este desarrollo en el sector automotor, de tal forma que estas mismas cualidades podrían ser un parteaguas para generar un mayor dinamismo en la fabricación de semiconductores.
“Hoy, México está preparado para replicar el éxito del sector automotriz en el mundo de alta tecnología de los semiconductores. Por un lado, sus atributos geográficos, demográficos, logísticos y comerciales hacen casi inevitable un mayor nearshoring de semiconductores”, sostiene.
Aunque la contienda ya es a contrarreloj, puesto que estiman, México cuenta con solo dos años para sumarse a esta industria, antes que otras economías similares tomen la delantera, aún se está a tiempo para tomar cartas en el asunto.
Al igual que como sucedió con la industria automotriz, la regionalización parece una alternativa para detonar dicho sector. Por ejemplo, poco a poco las armadoras empezaron a encontrar mayores beneficios en instalarse en determinadas regiones antes que en otras, llegando con mayor amplitud a zonas como el Bajío y Norte del país.
Estas mismas zonas ahora destacan como las más fuertes para posicionarse en este sector en vías de desarrollo, principalmente los estados de Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Jalisco y Querétaro, de tal forma que el encaminar esfuerzos en zonas o por estado parece como el camino idóneo para robustecerlo.
“Los gobernadores juegan un papel importante, junto con el sector privado, igual que la academia, porque ellos son responsables, junto con el sector privado mayormente, para el desarrollo de talento, entonces en México como federación tienes 32 gobernadores que son responsables de la mayoría del desarrollo económico, con el apoyo de la política nacional y finanzas nacionales, pero yo realmente lo veo como que los gobernadores van a liderar este cambio”, concluye Jene Thomas, director de USAID.
La importancia de esta industria no es menor. Se estima que, alrededor del mundo, ésta alcanzará un valor de 720,000 millones de dólares este año, cifra que escalaría hasta 1.3 billones para 2029.
