Estos aranceles se suman a las tasas del 10% ya aplicadas a los vehículos fabricados en China. Entrarán en vigor de aquí a finales de octubre y reemplazará las tasas temporales que se decidieron en julio, fijadas en el 38%.
Su contraparte del gigante asiático, el ministerio chino de Comercio, indicó que "se opone enérgicamente" a esas medidas e instó a la Comisión a buscar "soluciones apropiadas y medidas concretas que eviten una escalada de fricciones comerciales".
La Comisión Europea también anunció que no recaudará las tasas provisionales que habían entrado en vigor el 5 de julio. El dinero de estas permanecerá en una cuenta bloqueada y luego será devuelto.
Estas nuevas tasas serán adoptadas definitivamente antes de noviembre a no ser que una mayoría cualificada de miembros (15 de los 27 países de la UE que representen el 65% de la población del bloque) llegue a oponerse.
Las medidas conciernen a la mayoría de los fabricantes chinos. Bruselas impondrá aranceles adicionales del 17% a BYD, en lugar del 17.4% que preveía la tasa provisional decidida el mes pasado; del 19.3% a Geely (frente al 19.9%) y del 36.3% a SAIC (frente al 37.6%).
Al resto de fabricantes les impondrá una tasa adicional media de 21,3%, superior a la del 20,8% decidido en julio, si cooperaron con la investigación; y del 36,3% en caso contrario.
La industria automovilística europea, líder en los motores de gasolina y diésel, teme que sus plantas desaparezcan si no logra poner coto a la llegada de modelos eléctricos chinos. Pekín tomó la delantera invirtiendo desde hace tiempo en baterías.
En la UE, el mercado está en pleno auge. Para 2035, se ha previsto que se dejen de vender vehículos nuevos con motor térmico y actualmente los vehículos eléctricos chinos representan un 22% del mercado europeo, en comparación con el 3% hace tres años, según estimaciones del sector. Las marcas chinas ocupan el 8% del mercado.
La UE planea también una tasa del 9% durante cinco años a las importaciones de coches eléctricos de la marca Tesla fabricados en China.
Esta tasa es mucho más baja de la contemplada inicialmente por Bruselas para los vehículos eléctricos chinos porque Tesla recibe menos subvenciones en el gigante asiático, indicó la Comisión Europea.