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El CEO que prometió invertir 300 mdd en México está acusado de estafa en EU

Lo que parecía una oferta de préstamos única, terminó siendo demasiado buena para ser real.
jue 26 septiembre 2024 05:20 AM
El CEO que prometió invertir 300 mdd en México está acusado de estafa en EU
El portugués Carlos Santos, de 30 años, director general de Ethos, fue detenido en Estados Unidos acusado de estafa de préstamos.

Ethos Asset Management, un fondo de inversión que ya había desembolsado más de 1,150 millones de dólares en el mundo, tenía planes de destinar cerca de 300 mdd en México en los próximos dos años. El fondo ofrecía préstamos a empresas con un interés del 4%, prometiendo un proceso ágil y sin necesidad de abogados. Preparaba sus planes en el país en marzo del año pasado, en un momento en el que, debido a la elevada inflación derivada de la pandemia, la Junta de Gobierno del Banco de México decidía aumentar la tasa de interés de referencia a 11.25%, su nivel más alto en la historia del país.

El portugués Carlos Santos, CEO de la firma, de ahora 30 años, se había forjado una imagen confiable en el mundo financiero. En su perfil de LinkedIn, se denominaba como conferencista principal en finanzas, economista y filántropo.

Presumía contar con un título en Economía, una maestría en tres áreas fundamentales: finanzas, contabilidad bancaria y tributación internacional, junto con cuatro títulos de posgrado en los mismos campos, señalando al Instituto Superior de Economía y Gestión de la Universidad de Lisboa, en Portugal, como su alma máter.

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En su perfil aseguraba también haber obtenido diversos honores académicos entre 2012 y 2014, así como dos becas de mérito durante sus estudios, además de algunos premios de los que hay poca información.

Pero la estrategia de Santos iba más allá de lo que él mismo pudiera decir de sí, pues también cultivó su imagen mediática. Logró asegurarse entrevistas en CNBC, en las que hablaba con confianza, enfatizando que Ethos estaba en su mejor momento para invertir, además, de menciones en otros medios, como Bloomberg, e, incluso, participaciones en el Oxford Sustainable Finance Summit de 2022, parecían respaldar su compañía.

Y es que todo parecía en orden, puesto que uno de los primeros pasos típicos que un inversionista suele seguir es buscar información en línea que valide la reputación tanto a nivel nacional como global del gestor de activos. “Esta reputación se puede verificar investigando en línea y consultando fuentes confiables”, explica Luis Gonzali, vicepresidente y codirector de Inversiones de Franklin Templeton.

Pero el lunes 30 de octubre del año pasado, la firma de inteligencia artificial Beyond Limits presentó una queja ante la División Comercial de la Corte Suprema de Manhattan, acusando a Ethos y a Santos de “tergiversar salvajemente” su situación financiera “y luego, incumplir los acuerdos cuando llegó el momento de distribuir los fondos”.

Aunque no se menciona el monto exacto de la estafa, la queja describe a Santos como un “supuesto billonario”. La empresa había firmado un acuerdo de financiación por primera vez en agosto de 2022. El demandante proporcionó una garantía y Ethos realizó algunos pagos parciales, pero nunca entregó la cantidad total acordada, según señala la demanda.

Cuando Santos debía cumplir con sus obligaciones de financiación, simplemente envió un correo electrónico diciendo que el pago llegaría más tarde, pero nunca lo hizo. Después de varios pagos perdidos e incumplimientos, Beyond Limits rescindió los acuerdos de financiación y procedió a presentar formalmente la demanda, en donde lo acusa de “fraude”, “inducción fraudulenta”, “incumplimiento de acuerdos de financiación” e “incumplimiento de garantías”.

“Ethos y Santos tergiversaron, deliberadamente, la fortaleza financiera de Ethos frente a Beyond Limits. Específicamente, representaron que Ethos tenía suficiente efectivo sin restricciones para proporcionar toda la financiación acordada”, añade la queja. Ahora, Beyond Limits busca que Ethos y Santos reembolsen la garantía y los daños ocasionados.

Santos fue arrestado en noviembre del año pasado en Nueva Jersey, acusado de estafa en préstamos. El caso, identificado como 23-MJ-4145, está siendo procesado por la Oficina del Fiscal de Estados Unidos, Distrito Sur de California. En caso de ser declarado culpable, la pena máxima llega hasta los 20 años de prisión y una multa de 250,000 dólares.

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El caso en México

Santos siguió este mismo modus operandi en México. En septiembre del año pasado, Ethos ofreció entrevistas a medios de comunicación en el país, a través de agencias de relaciones públicas, para discutir sus planes de negocios, entre ellas, a Expansión. En ellas se comprometía a invertir 300 millones de dólares durante los próximos dos años, centrándose, principalmente, en los sectores de manufactura, textil, automotriz, química, energía y turismo.

“Vemos un gran potencial debido al rápido crecimiento del déficit de financiamiento de diversos proyectos en los últimos años, y en Ethos tenemos plena confianza en nuestra capacidad para impulsar proyectos clave para el desarrollo del país”, afirmó Santos a través de un comunicado en ese momento.

El directivo dijo que, desde su fundación en 2012, Ethos había financiado internacionalmente cerca de 88 proyectos, con un total que superaba los 1,150 mdd en todo el mundo.

Sin embargo, al momento de responder a la pregunta específica sobre los nombres de los proyectos exitosos que había llevado hasta ese momento o posibles clientes en México, Santos prefería no decirlos, alegando que era por contratos de confidencialidad.

Una fuente que prefirió permanecer en el anonimato reveló haber sido analista financiero en una de las empresas que consideraban asociarse con Ethos. Según esta persona, si bien había un interés genuino por parte de cuatro compañías de manufactura en recibir financiamiento de Ethos, las alarmas comenzaron a sonar. “Empiezas a sospechar porque parecía demasiado bueno para ser verdad. ¿Cómo pueden ofrecer dinero y préstamos al 4%?”, señala.

Además, otro foco rojo mencionado por el analista financiero es una aparente aversión de Santos a la inclusión de asesoramiento legal en las transacciones. Si un cliente potencial sugería la participación de un bufete legal durante las negociaciones, Ethos y su CEO rechazaban rotundamente la idea. “Alegaban que los abogados ralentizan las operaciones y obstaculizan el proceso. Decían que preferían trabajar de manera ágil y proporcionar recursos rápidamente a los clientes, por lo que no consideraban necesario involucrar abogados. Esto fue otra señal de alerta”, relata.

Como resultado, las cuatro empresas comenzaron a cuestionar la viabilidad de establecer una relación comercial con Ethos, y solo una decidió seguir adelante en el proceso. Las negociaciones habían progresado lo suficiente como para requerir una reunión en persona, ya que, hasta ese momento, todos los intercambios habían sido por llamadas telefónicas o videollamadas, con la presencia ocasional de supuestos socios en estas últimas.

Aunque la reunión estaba programada para realizarse en San Diego, donde supuestamente se encontraba la sede de Ethos, Santos optó por reunirse en un hotel, lo cual generó más incertidumbre.

“La intención de la reunión era verificar su ubicación. Si se trataba de un acuerdo de millones de dólares, lo esperado sería visitar una oficina corporativa con al menos 20 o 30 empleados, observar una estructura empresarial, ver las oficinas. Sin embargo, recibirnos en un hotel no inspira confianza en su seriedad”, comenta la fuente.

Santos pidió a la empresa como único requisito para acceder al préstamo una carta de crédito por el 25% del monto total por financiar. En esencia, el modus operandi en México, Estados Unidos y en todo el mundo parecía ser el mismo: solicitar un adelanto de financiamiento que nunca se materializaría.

La excusa era que esta carta permitiría a Ethos asegurar la financiación y que, después de 30 días de su entrega, sería devuelta junto con la entrega del financiamiento. Sin embargo, el problema radica en que una vez que una empresa emite esta carta, la persona que la posee puede retirar los fondos en cualquier institución financiera.

“No tiene sentido pedir una carta de crédito para obtener financiamiento. Lo habitual es que cuando se cierra un acuerdo de financiamiento, existan ciertas garantías que la empresa ofrece al financiador, pero estas garantías se otorgan cuando se recibe el dinero. Esto fue muy extraño, no era común, pero tampoco lo eran las condiciones que ofrecían”, añade la fuente. Como resultado, la empresa decidió abandonar el proceso, poniendo un punto final a la relación con Santos.

Según la fuente, Santos mantenía constantemente una narrativa bien elaborada, como si sus respuestas estuvieran predefinidas. Al presentarse, afirmaba que su fortuna provenía de haber desarrollado un algoritmo de trading, tratando así de eludir cualquier indagación sobre el origen de sus recursos. Cuando se le solicitaban sus estados bancarios al inicio de las conversaciones, los proporcionaba para dar la impresión de que todo estaba en orden.

“No es común que alguien sea millonario antes de los 30 años, pero tampoco es imposible. Sin embargo, la historia detrás del supuesto algoritmo parece sospechosa. La mención de un algoritmo es un cliché hoy en día; cuando alguien quiere justificar sus ingresos, menciona un algoritmo y, automáticamente, se presenta como millonario”, comenta la fuente.

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Un caso que recuerda el esquema Ponzi

El caso de Beyond Limits fue solo una de varias historias similares. Según The San Diego Union-Tribune, surgieron otros casos parecidos en 2021 y a principios de 2023, pidiendo para la financiación del primer caso un adelanto de un millón de dólares, cifra que para el segundo ascendió a 8 millones.

De acuerdo con el expediente 23-MJ-4145, que se puede encontrar en el sitio oficial del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Santos indujo al menos a una víctima a pagar una tarifa inicial de más de 8 millones de dólares, al afirmar que Ethos tenía 359,088,190.22 dólares en una cuenta de corretaje específica, sin embargo, los registros oficiales nunca confirmaron esta información.

Las estafas en el mundo financiero no son algo nuevo. Uno de los casos más conocidos es el de Bernard Madoff, quien falleció en prisión cumpliendo una condena de 150 años por orquestar una estafa de miles de millones de dólares. Madoff operaba un esquema Ponzi. Su supuesto fondo de inversión, establecido desde 1960, se basaba en una pirámide financiera en la que los beneficios prometidos eran ficticios, ya que se financiaban con las aportaciones de nuevos inversores.

César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, describe este esquema como “artimañas” empleadas por empresas o fachadas de empresas que atraen dinero de personas prometiendo altos rendimientos que al final nunca se materializan.

“En estos esquemas piramidales, se utiliza el dinero de nuevos inversores para pagar a los anteriores, pero, al final, no se obtiene ninguna inversión real sobre ese capital. En la mayoría de los casos, termina siendo una estafa en la que el estafador desaparece con el dinero de todos”, explica.

Luis Gonzali destaca que, si bien los reguladores desempeñan un papel crucial en la detección y prevención de fraudes financieros, la última línea de defensa es el propio inversionista. “Cuando alguien invierte dinero, debe considerar varias cosas y, sobre todo, utilizar el sentido común: si los resultados proyectados son demasiado buenos para ser verdad, es muy probable que no lo sean”, afirma.

El futuro de Santos aún está en juego, ya que no se ha dictado un veredicto final. Además, el sitio web de Ethos está actualmente bajo el control de las autoridades estadounidenses.

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