El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y su promesa de imponer aranceles a los productos fabricados en México han encendido las alarmas en el sector de electrodomésticos. Este anuncio no solo pone en jaque la producción en México y Estados Unidos, sino que también podría derivar en un aumento de precios para los consumidores y un revés en los avances hacia productos más eficientes en consumo energético.
Empresas como Samsung, Whirlpool y Hisense tienen plantas de manufactura en el Bajío y el norte de México. Estas instalaciones producen millones de electrodomésticos anualmente, pero menos del 20% de ellos se queda en el mercado mexicano. La mayoría se destina a exportación, principalmente a Estados Unidos, donde las cadenas de valor integradas entre ambos países han permitido optimizar costos y procesos.
“De las 64 ramas manufactureras que hay, 47 en Estados Unidos dependen de la actividad manufacturera de México. En el caso de los electrodomésticos, existe una gran producción intrafirma México-Estados Unidos. Si se imponen aranceles, los costos de producción y los precios al consumidor inevitablemente aumentarán”, explicó Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).