La incertidumbre comercial entre México y Estados Unidos golpea a las empresas que dependen del comercio transfronterizo. La imposición y posterior suspensión de aranceles en dos ocasiones –febrero y marzo– alteró las dinámicas logísticas, con incrementos de costos y afectaciones a la competitividad de los exportadores e importadores.
Ante el riesgo de que los aranceles se aplicaran, muchas compañías adelantaron pedidos para evitar pagar aranceles en el futuro, lo que saturó sus almacenes y elevó sus costos financieros. “Las empresas ven que si van a subir los aranceles el mes que entra, dicen: ‘sí, tráete todo lo que puedas para llenar los almacenes y no tener que pagarlos’, pero la pregunta es si están preparadas para una demanda de ese tipo”, advierte Jesús Campos, CEO y director CoporateLATAM Corporate Resources Management.
Este comportamiento provoca un efecto dominó en la cadena de suministro. La demanda de transporte de carga aumenta, lo que encarece los costos de almacenamiento y distribución. Además, sectores como el de alimentos y productos perecederos enfrentan retos adicionales, pues garantizar su conservación requiere mayor inversión en infraestructura especializada, como refrigeradores.