Un robotaxi... ¿Made in México?
De acuerdo con lo dicho por el funcionario regiomontano en entrevista con Expansión, los planes de Tesla en el posible complejo ahora van sobre la producción de su más reciente modelo, el “Cybercab” o “Cybertaxi”, un vehículo que pretende ser punta de lanza en la conducción autónoma, pero que aún no cuenta con todos los permisos para comercializarse en donde se busca sea su principal mercado: Estados Unidos.
“Ya está todo listo para ese momento. Yo creo que lo único que falta es la aprobación del auto para que pueda venderse libremente, y cuando eso ocurra, todo el mundo va a querer usar su Tesla como Uber… Tesla es una empresa muy innovadora, que siempre va dos o tres pasos adelante de muchas automotrices. Al querer integrar tanta innovación en un solo vehículo, a veces los planes se demoran, pero seguimos trabajando en su cadena de suministro”, comenta Loo.
Ante la desaceleración en las ventas globales de autos eléctricos, Tesla ha comenzado a concentrarse más en el desarrollo de su tecnología de conducción autónoma. Así lo hizo saber a sus inversionistas en la presentación de su último reporte financiero: “La inteligencia artificial es un pilar fundamental del crecimiento de Tesla y de la economía en general, y clave para nuestra búsqueda de la abundancia sostenible”, expuso la compañía.
A pesar de ello, poco se ha informado sobre este nuevo modelo. Según un reporte de Reuters del 18 de marzo, Tesla recibió en California la primera de varias aprobaciones necesarias para lanzar el vehículo y su prometido servicio de robotaxis. La última declaración pública de Musk al respecto fue en octubre pasado, cuando aseguró que la producción del “Cybertaxi” comenzará en 2026 y que tendrá un precio inferior a los 30,000 dólares.
Mientras tanto, Loo confirma que la transacción de 5,000 millones de dólares para adquirir el terreno en Santa Catarina se realizó conforme a las políticas de la empresa. “Esperamos que las aprobaciones se den de forma expedita y podamos continuar con el proyecto”, afirma.
“Seguimos avanzando. Claro, hay un tema regulatorio que el vehículo debe cumplir. Ninguna empresa en el mundo se arriesgaría a construir una fábrica para un auto que no está aprobado para su venta. Desde el inicio dijimos que el auto que se fabricaría en Nuevo León sería de ventas masivas, una nueva generación de vehículos, y hoy ese auto está en proceso de aprobación”, enfatiza.
Pero en el terreno y en el sector automotriz local, el ánimo es distinto.
Aranceles ponen 'freno de mano'
“Propiedad privada. Prohibido el paso”, advierten varios letreros en fondo azul y rojo con letras blancas, colocados sobre la carretera Monterrey-Saltillo, a la altura del kilómetro 50, en la zona donde se anunció que comenzaría la construcción de la planta. Desde fuera del predio, que cuenta con un par de cámaras de seguridad, se alcanzan a ver torres de electricidad. Algunas, más antiguas, ya tienen cables, pero otras, más nuevas, aún no están conectadas.
A diferencia de los terrenos colindantes, el predio de Tesla tiene menos maleza. Todo indica que algo que estaba por suceder se detuvo. No hay maquinaria, ni rastro de trabajos que indiquen el inminente arranque de la obra.
La industria automotriz local percibe una situación similar. Nuevo León es el tercer estado con mayor producción de autopartes en México, con una participación del 13.3% del total nacional, según la Industria Nacional de Autopartes (INA). Eso ha hecho que Tesla vea a la entidad como un nodo estratégico para integrar a su cadena de valor, aunque no necesariamente para establecer operaciones locales.
Manuel Montoya, director del Clúster Automotriz de Nuevo León (CLAUT), afirma que actualmente existen unos 60 proveedores que abastecen directamente a Tesla, pero lo hacen para su planta en Austin, Texas. Desde que se anunció la instalación en México, no ha llegado un solo nuevo proveedor al estado con la intención de sumarse al proyecto.
“La verdad es que el anuncio o la posibilidad de la planta de Tesla en Monterrey nunca se concretó. Entonces, nadie invirtió en eso. Cuando anuncias una planta, también anuncias los vehículos y, por ende, a la base de proveedores. Pero como eso nunca ocurrió, podemos decir que está en pausa. Esperamos que algún día reviva ese proyecto”, comenta Montoya.
Y es que conseguir nuevas inversiones para el sector automotriz —cuyo principal destino de exportación es Estados Unidos— se ha vuelto complicado ante la postura arancelaria restrictiva del gobierno estadounidense, reforzada tras el regreso de Donald Trump a la presidencia.
Musk también lo advirtió a mediados del año pasado: si Trump ganaba la presidencia de Estados Unidos, “no tendría sentido invertir mucho en México”, debido a las tarifas que podría imponer el republicano.
Hoy, la política comercial del país vecino es una moneda al aire. Mientras no haya claridad, no se prevé un crecimiento robusto para la industria automotriz, que por décadas ha sido “la joya de la corona” del T-MEC.
“Es difícil hablar de crecimiento en la industria automotriz. Con esta incertidumbre sobre los aranceles, ¿cómo saber cuál será el escenario? Mientras no se defina, muchas cosas están detenidas: nuevas inversiones, lanzamientos… todo se retrasa. Es lógico. Todos están esperando a ver en qué termina esta guerra arancelaria”, reflexiona Montoya.