La industria juguetera mexicana enfrenta un dilema que desafía su tradicional dominio en el mercado infantil. Dos tendencias principales están definiendo este panorama: la disminución en las tasas de natalidad y el cada vez más temprano abandono de los juguetes tradicionales en favor de dispositivos electrónicos, como smartphones, tabletas y videojuegos.
Durante los últimos años la natalidad en México ha disminuido: en 2012 se registraron 2.5 millones de nacimientos; en 2022 la cifra fue de 1.9 millones, lo que significa una reducción de más de 600,000 registros de nacimiento, según los últimos datos de Inegi. Esto se suma al hecho de que la edad en que los niños dejan de jugar con juguetes convencionales oscila entre los 10 y los 12 años.
A medida que las nuevas generaciones adoptan la tecnología desde edades más tempranas, los juguetes clásicos como muñecas, trompos y carritos enfrentan desafíos adicionales.
La semana del Día del Niño suele representar un respiro para la industria, con un aumento significativo en las ventas de juguetes. Según la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete (AMIJU), las ventas por esta fecha representan aproximadamente el 20% de las ventas anuales del sector, marcando el inicio de la temporada alta que culmina con las fiestas de fin de año. Sin embargo, incluso en la víspera del Día del Niño, se observa una preferencia creciente por los dispositivos electrónicos entre los regalos más solicitados por los padres.