Inteligencia, la nueva arma contra huachicol
Uno de los decomisos más significativos se registró en Altamira, Tamaulipas, donde se detectó un buque cargado con 10 millones de litros de diésel, que en los registros aparecía como “lubricantes”. La operación también derivó en el aseguramiento de 192 contenedores, 29 tractocamiones, armas y diversos vehículos relacionados con el transporte y almacenamiento ilegal del combustible.
La operación en Tamaulipas fue clave para rastrear una red de robo de combustible que operaba también en Saltillo y Ramos Arizpe, Coahuila, donde posteriormente se decomisaron otros 17 millones de litros, almacenados tanto en predios como en ferrotanques utilizados para su transporte.
En Tabasco, otra entidad crítica por su actividad energética, se realizaron dos decomisos de alto impacto. En Cunduacán, se aseguraron cerca de 400,000 litros de diésel, dos tractocamiones, dos semirremolques y tres contenedores móviles. En otro operativo, también en Tabasco, se incautaron 880,000 litros de hidrocarburo, siete vehículos y dos montacargas vinculados con un grupo criminal.
La estrategia también ha golpeado a redes en el centro del país. En una operación coordinada por inteligencia federal y personal de Pemex, se realizaron 12 cateos simultáneos en Ciudad de México, Estado de México y Querétaro. “Como resultado de seis meses de trabajos de investigación, desmantelamos una de las principales redes criminales dedicadas al robo y comercialización ilícita de hidrocarburos en la zona centro”, confirmó Harfuch.
El Observatorio Ciudadano de la Energía ha seguido de cerca estos avances y los considera sin precedentes. “Se han decomisado en los últimos tres meses más de lo que se decomisó en seis años; de ese tamaño es lo que está haciendo este gobierno”, afirmó Francisco Barnés de Castro, integrante del organismo.
Barnés considera que si se mantienen las labores de inteligencia, es probable que hacia finales de año comience a observarse una baja sostenida en los índices de robo de combustible. “La gente o redes que están metidas en esto están perdiendo muchísimo dinero, especialmente en el huachicol fiscal, porque se los están decomisando, y ese sí les costó, aunque evadieron impuestos”, señaló.
El funcionario también destacó que se están desmantelando las cadenas de producción y distribución del hidrocarburo ilegal, lo que implica no solo retirar producto del mercado negro, sino también debilitar su estructura operativa.
¿Qué hacen con el combustible incautado?
Respecto al destino del combustible incautado, Harfuch explicó que el primer paso es ponerlo a disposición de la Fiscalía General de la República, que realiza las averiguaciones correspondientes y pruebas de calidad. Si el combustible es apto para su uso, se dona para consumo de la Guardia Nacional, entidades públicas o comunidades con necesidades específicas.
Este modelo ha permitido que parte del combustible asegurado vuelva a utilizarse en funciones del Estado, reduciendo pérdidas económicas y operativas. Sin embargo, las autoridades aún enfrentan el desafío de atacar las tomas clandestinas y evitar la reincidencia de redes delictivas.
Aunque las incautaciones reflejan avances importantes, especialistas advierten que el robo de hidrocarburos no desaparecerá de un día para otro. “Esto es una guerra de desgaste. Cada litro decomisado representa dinero perdido para los delincuentes, pero también una oportunidad para ellos de buscar nuevas rutas y métodos”, opinó Barnés.