“Son empresas. Van por su footprint, por su ganancia. Ellos toman un Excel, suman, restan, multiplican y el número no miente. Ya sea que aquí sea más económico o que ganen más aquí o allá, y punto. Lo que diga ese Excel es lo que definirá si somos competitivos y más baratos que otros para mandar a Estados Unidos entonces seguirán aquí”, comenta en entrevista con Expansión.
Cuando el 2025 arrancaba, el ánimo del sector automotriz se volcaba hacia la confianza en la integración regional, que llevó a la región de América del Norte a convertirse en la segunda con mayores volúmenes de producción automotriz en el mundo, solo detrás de China.
Hoy la situación es diferente y la posición unilateral de Estados Unidos ha marcado un revés hacia la integración como bloque económico, inclinándose ahora por negociaciones por país, una postura que ha encendido las alertas para el sector automotriz de este lado de la frontera.
“Tenemos que mantener muy el foco de atención y de dónde venimos, porque es muy importante también referir que estamos ante un terremoto. El cambio de las reglas del juego que estamos enfrentando son muy drásticas y modifican una construcción que ha llevado más de tres décadas, una integración que viene desde el siglo pasado por el TLCAN”, comenta Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).
Las alertas han pasado de amarillas a rojas al considerar que las negociaciones entre México y Estados Unidos aún están abiertas, mientras que con otras regiones del mundo con el sector automotriz compite de manera directa, como la Unión Europea, ya cuentan con un porcentaje claro de aranceles a pagar, además de una serie de compromisos con la principal economía del mundo.
Mientras las certezas sobre la integración regional se diluyen y la ventaja competitiva de México enmarcada por el T-MEC parece desdibujarse, la incertidumbre sobre el porvenir regional aumenta.
“Mucho se dice que se mantiene vigente el T-MEC, pero lo que no se dice y lo estamos enfrentando y viviendo, es una violación al T-MEC. Dicho esto, me preocupa que cuando veamos una decisión de inversión, para hacer una ampliación de una línea de producto o una línea de producción, hay que ponderar todos los factores”, añade Rosales.
Desde la perspectiva de Eric Ramírez, director para América Latina y el Caribe de Urban Science, otro de los cambios principales que han venido con el retorno de Trump a la Casa Blanca, es que ya no se observa la planeación e impulso a largo plazo como bloque económico de América del Norte que había encabezado Estados Unidos.
Mientras las negociaciones en torno a las nuevas tarifas del país vecino del norte se concretan de manera bilateral y la confianza en la búsqueda del bienestar regional comienza a ausentarse, el motor regional que llevó a México a pasar de producir un millón de vehículos en la década de los 90 a casi cuatro millones actualmente, también da indicios de enfriamiento.
“Siempre va a estar buscando (Trump) ganancias inmediatas y rápidas. No se están buscando beneficios a largo plazo. Él es una persona de transacciones, no de estrategias, y eso está dejando en desventaja a la industria en México”, sostiene Ramírez en entrevista con Expansión.