El capitán Jesús Ortiz Álvarez, secretario general de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), calcula que alrededor de 23 rutas podrían verse comprometidas, lo que equivaldría a una pérdida de un millón de asientos anuales.
“En el momento en que se deshace, se analizan las rutas, las más rentables y la disminución de rutas, disminución de aviones, y con la disminución de aviones, pues disminución de empleos. Entonces, eso es lo que a nosotros nos preocupa”, comenta en entrevista con Expansión.
La incertidumbre se refleja en la plantilla de pilotos, aunque el sindicato busca amortiguar el golpe. “No hay un número en este momento. Nosotros, como asociación sindical, vamos a intentar que ese número sea cercano o que sea cero, eso es lo que nos ocupa”, añade Ortiz.
El gobierno mexicano, consciente de las tensiones bilaterales que detonaron la medida, ha mostrado disposición con acciones como el incremento de operaciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Sin embargo, desde ASPA reconocen que trabajan ya sobre la base de lo decidido en Estados Unidos.
“Sabemos que quedan instancias… Nosotros estamos actuando en consecuencia a lo que ya dijo el Departamento de Transporte, que esta alianza terminará el 31 de diciembre y que estas líneas aéreas operarán como competidoras”, señala el dirigente.
Con la mirada hacia el sur
Mientras se anticipa una reducción de rutas hacia el norte, Aeroméxico avanza en su expansión hacia el sur. En los últimos meses, ha inaugurado frecuencias hacia Colombia, Panamá y República Dominicana, diversificación que se convierte en un amortiguador frente a la ruptura.
“Estamos tranquilos en el sentido de que la línea aérea ha abierto nuevas rutas y nuevos pares de rutas, generando nuevos mercados… La postura (de Aeroméxico) es de tranquilidad. Estamos en comunicación constante con ellos, aunque obviamente aún hay muchos escenarios que contemplar”, sostiene Ortiz.
Ese apetito por nuevas conexiones responde a un mercado que, tras la pandemia, mostró una demanda contenida y que hoy mantiene ocupados a los fabricantes de aeronaves. Boeing, que tiene en Aeroméxico a su principal cliente en México, ve el panorama con optimismo.
Landon Loomis, vicepresidente de Boeing para América Latina, describe la situación como una adaptación más en un sector acostumbrado a la competencia. “Las aerolíneas han sido muy creativas en términos de asociaciones, en términos de crecimiento de la red, y esperaría que eso continúe con el tiempo. Así que no creo que eso realmente tenga un impacto en la demanda de aviones Boeing o incluso para los viajes aéreos en la región”, comenta.
Para el fabricante estadounidense, lo importante es que el tráfico aéreo en la región sigue creciendo y con ello la necesidad de renovar flotas. Las 800 entregas de aeronaves que Boeing prepara para México en los próximos años no parecen, por ahora, estar en entredicho.
La ruptura, más que un freno, podría reconfigurar el mapa aéreo de la región. En el corto plazo, pasajeros y tripulaciones enfrentarán ajustes de itinerarios. En el mediano, será una prueba de la capacidad de Aeroméxico para sostener su liderazgo sin el respaldo de Delta.
Con información de Ivet Rodríguez