Renault busca capitalizar esa capacidad instalada. La compañía ve a México como un país con una extensa red de proveedores capaces de surtir componentes críticos para distintas líneas de producción, lo que permite diversificar sus cadenas de suministro frente a la volatilidad arancelaria y las restricciones comerciales en otras regiones.
“Hablar de México para poner un centro de proveeduría de partes suena lógico”, dijo Jesús Gallo, CEO de Renault. El reto, sin embargo, es complejo en mercados cerrados como Brasil. “Es una economía muy cerrada y los autos tienen que tener contenido local, pero eso no quita que puedes buscar equilibrios entre los países”, añadió.
La clave está en los porcentajes de valor agregado que exigen los acuerdos comerciales. “No todo el contenido tiene que ser local, hay porcentajes del valor del auto y no es lo mismo el valor del motor que el valor de una llanta o de un volante. Hay determinados porcentajes de lo que llamamos el contenido regional del valor, que forman parte de esos tratados comerciales entre los países y que varían de tratado a tratado”, agregó el directivo.
Este margen de maniobra es lo que permite a Renault planear la integración de autopartes mexicanas en su red de manufactura sudamericana.
Por ahora, el plan apenas arranca. La compañía busca identificar qué componentes pueden enviarse desde México hacia las plantas de Brasil y Colombia. “Eso es lo que estamos empezando a buscar, pero es solo el inicio. Luego vamos a ver qué otras ideas surgen para el desarrollo de postventa”, comentó el vocero.
Proveedores de refacciones
Con ello, Renault busca que la apertura de este centro no solo atienda las necesidades de sus plantas en Sudamérica, sino también que se convierta en un soporte directo para el negocio de postventa en México. El objetivo es abastecer a las concesionarias con refacciones de proveedores locales, reduciendo la dependencia de componentes importados que encarecen los tiempos y costos de servicio.
La expectativa es que, en el mediano plazo, algunos proveedores instalados en México puedan sustituir importaciones que hoy llegan desde Francia o Brasil. “Mañana hay proveedores que pueden tener esa misma parte aquí y que nos la pueden surtir a nuestro almacén y enviarla a nosotros directamente”, añadió.
Hasta hace poco, la gestión de refacciones estaba bajo la operación de Nissan, como parte de los acuerdos de la alianza que ambas compañías mantenían. Sin embargo, ahora que Renault ha reducido su participación accionaria en Nissan, también decidió asumir el control directo de esta área.
El movimiento refuerza la estrategia de independencia de Renault en México. Con el control de su propio negocio de refacciones, la automotriz busca construir una base más sólida para atender a sus clientes, garantizar disponibilidad de piezas y, al mismo tiempo, generar nuevas oportunidades para proveedores locales.
Con esta nueva unidad de negocio, Renault se suma a la lista de fabricantes que aprovechan el peso de México en la proveeduría mundial. La combinación de costos competitivos, acuerdos comerciales y capacidad instalada ha convertido al país en un eje estratégico para sostener la competitividad de sus plantas en Sudamérica y fortalecer su red de postventa en el mercado mexicano.