Sustentabilidad, el argumento para BYD
Ese entorno activó la respuesta de BYD, que busca abrir un canal de negociación para evitar que su portafolio de camiones eléctricos quede atrapado en la nueva carga arancelaria.
Desde su división de camiones, la firma admite que ya trabaja para contener los posibles efectos. Julián Villarroel, vicepresidente corporativo de BYD en México, señala que, si bien “entendemos la regulación del Congreso respecto a las tarifas”, la compañía ha iniciado conversaciones para explicar que su apuesta por la movilidad eléctrica forma parte de una agenda estratégica para el país.
“Estamos hablando con las diferentes dependencias para aclarar que estos son temas de sustentabilidad, que son muy importantes para el país y que queremos evitar en lo posible, para no estar dentro de esos impuestos de importación que entrarán al Congreso próximamente. Simplemente estamos tratando de concientizar para que no se grave a la movilidad eléctrica”, comentó en ExpoTransporte 2025.
El directivo no detalló si los acercamientos han avanzado, pero recordó que actualmente circulan 700 camiones eléctricos de BYD en México. La meta es cerrar el año con 1,200 unidades y escalar a 5,000 en 2026, un crecimiento que, dijo, dependerá de que la regulación “no nos frene”.
El mercado observa estos movimientos con cautela. La penetración china en transporte pesado no solo obedeció a precios competitivos, sino también a la oferta tecnológica que, en el caso de los modelos eléctricos, llegó antes que la de muchos competidores tradicionales.
Para los gobiernos locales que planean electrificar rutas, para las empresas privadas que ya ensayan cambios de flota y para la industria que intenta modernizarse, el impuesto agrega incertidumbre a un proceso que de por sí era complejo.
Philipp Heldt, gerente general de Magna, reconoce que los anuncios regulatorios han generado “nerviosismo en el mercado, no solo con los productores, sino también con los clientes”, aunque asegura que la compañía mantendrá su compromiso con México y ajustará precios únicamente cuando se hagan oficiales las nuevas tarifas.
Magna importa unidades de Dongfeng, otra marca china con fuerte presencia en vehículos de trabajo.
“Desde luego estamos observando con mucho cuidado y detalle cualquier cambio al arancelario, entonces actuaremos en consecuencia. El mensaje que quiero dar es que nos vamos a quedar a pesar de cualquier cambio. Venimos a quedarnos, no vamos a cambiar lo que hacemos por un cambio arancelario. Creo que es un mensaje muy importante”, afirmó Heldt.
Recientemente, la empresa destinó más de 5 millones de dólares para su centro de distribución de refacciones en el Estado de México.
Acelerar la construcción de una planta
La incertidumbre ha llevado a algunas marcas que dependen hoy de la importación a acelerar planes para habilitar instalaciones de manufactura en el país y así esquivar los aranceles. Shacman, por ejemplo, decidió adelantar su transición de importador a fabricante para crear un blindaje natural frente a los nuevos costos. La empresa apuesta por una planta en Puebla enfocada en atender tanto al mercado mexicano como al latinoamericano.
Carlos Pardo, presidente y director general de Shacman México, confirmó que destinarán 15 millones de dólares al complejo, cuya construcción avanza para iniciar operaciones a mediados del próximo año. La planta permitirá a la marca operar sin la presión de los aranceles, aprovechando los mecanismos que protegen a los productores nacionales.
Aunque el proyecto ya existía, la estrategia sí cambió. Inicialmente se pensaba en exportar principalmente a Estados Unidos, pero el entorno político modificó el rumbo. “La verdad es que hoy hablar del tema de camiones desde México a Estados Unidos con la administración actual de Donald Trump en Estados Unidos es muy complicado. Entonces, ni para qué. Ya cuando las cosas se normalicen veremos qué hacemos, pero ahorita para qué tenemos sueños guajiros que no tienen sentido”, apuntó.
Marcas como BYD y Dongfeng reiteran su interés por construir una planta en México, pero ese discurso ha acompañado a ambas compañías desde su llegada al país hace un par de años. Hasta ahora, el proyecto más avanzado es el de Shacman.
Ampliar la base de proveedores locales
El movimiento de Shacman contrasta con el de fabricantes que ya producen en México, como Foton. Aun con operaciones en Jalisco, la marca enfrenta un riesgo adicional: el posible arancel no solo sobre unidades, sino también sobre componentes y refacciones provenientes de China, pieza clave de su cadena de suministro.
Ante este riesgo, otros fabricantes buscan fortalecer su base de proveedores locales como alternativa para mitigar el golpe. Francisco Chávez, director general de Foton México, explica que la prioridad será absorber parte de los sobrecostos sin trasladarlos de inmediato al cliente, al menos en la etapa inicial. La empresa intentará incrementar el contenido nacional para amortiguar la volatilidad.
“Es difícil tener un cálculo exacto ahora, porque todavía no tenemos conocimiento de si va a ser el 30%, 35% o 50%, está muy variable, entonces a lo que nosotros nos estamos enfocando es que meses que quedan del año tratar de buscar la mayor cantidad de piezas nacionales, para ya entrar el año siguiente con lo que venga en turbulencia arancelaria y un poquito mitigar este incremento que evidentemente sí vamos a buscar contener y no reflejarlo en el mes uno. Lo iremos haciendo paulatinamente en función de cómo nos pegue lo que nos vaya a decir el gobierno”, comentó.