De Gigante a Comercial Mexicana: los supermercados que reinaron en México y hoy ya no existen
Las historias muestran que el retail mexicano castiga la falta de flexibilidad: ni la tradición de marcas nacionales ni la escala global de multinacionales garantizan permanencia.
Comercial Mexicana, Gigante, Superama, Carrefour, Kmart y Auchan salieron del mapa y sobreviven solo en la memoria de los consumidores de antaño.(Archivo)
México es un país dominado por grandes cadenas de supermercados, pero también hubo empresas que, aun después de liderar el autoservicio durante años o tener éxito internacional, terminaron desapareciendo por distintas razones —crisis financieras, venta de activos o fusiones— hasta quedar en el olvido.
Entre las cadenas que ya no operan destacan Comercial Mexicana, Gigante, Superama, Carrefour, Kmart y Auchan. Hoy sobreviven sobre todo en la memoria de los mexicanos mayores de 30 años y no parece que vayan a regresar al mercado.
En esta nota revisaremos el auge y la caída de estas cadenas, qué ocurrió con ellas, en qué se transformaron, quiénes ocupan ahora su lugar y qué lecciones dejan sus historias.
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La historia de Comercial Mexicana
Comercial Mexicana nació en 1930 como una tienda de textiles fundada por Antonino González Abascal y su hijo, Carlos González Nova. En 1962 abrió su primer supermercado y, desde entonces, inició una expansión acelerada: en los 70 sumó 20 tiendas y en los 80 adquirió Sumesa, abrió más de 50 sucursales y creó formatos como Bodega y los Restaurantes California.
En los 90 entró al modelo de clubes de precio con Costco y, en los 2000, lanzó formatos que marcaron al sector: Mega, City Market, Alprecio y Fresko. Su imagen —el pelícano naranja— y campañas como Julio Regalado se volvieron parte del imaginario colectivo, igual que su popular frase “¿Vas al súper o a La Comer?”.
La empresa, sin embargo, enfrentaba serios problemas financieros. En 2012 vendió su participación en Costco; en 2014 se desprendió de Restaurantes California y Beer Factory; y en 2015 tomó la decisión más drástica: vender 143 tiendas a Soriana, incluidos sus hipermercados. Soriana mantuvo la marca durante un tiempo, pero finalmente la sustituyó por sus propios formatos. Así, Comercial Mexicana dejó de existir como el gigante que alguna vez fue.
De acuerdo con la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), lo que quedó se reorganizó bajo un nuevo nombre: La Comer, que inició operaciones el 1 de enero de 2016 con 54 tiendas, enfocada en consumidores de clase media y alta. Conservó formatos como City Market, Fresko y Sumesa, además del icónico pelícano.
Hoy, el espíritu de “La Comer” sigue vigente. En 2024 registró ingresos por 43,277 millones de pesos y fue la cadena con mayor crecimiento proporcional en el ranking de Expansión. Opera 89 tiendas distribuidas en sus cuatro formatos: La Comer, Fresko, City Market y Sumesa, principalmente en el Valle de México.
Comercial Mexicana pasó de ser una de las cadenas más influyentes a vender la mayor parte de sus tiendas a Soriana.(Archivo Expansión)
El Gigante que desapareció
Los supermercados Gigante nacieron en noviembre de 1962, cuando Ángel Losada Gómez abrió “Gigante Mixcoac”, su primera tienda de autoservicio en la Ciudad de México. Durante más de una década, la compañía concentró su crecimiento en el Valle de México y, en 1971 incluso debutó en otro giro con la apertura del primer restaurante Toks.
El salto fuera de la capital llegó a finales de los años setenta. En 1978 Gigante compró la cadena Hemuda y abrió su primera sucursal en Guadalajara. La expansión continuó durante los ochenta con nuevas tiendas en Celaya y Monterrey, y en 1991 celebró dos hitos: la apertura de su tienda número 100 en Toluca y su llegada a la BMV.
En los noventa, el grupo aceleró su presencia nacional con la compra de Blanco y El Sardinero, además de diversificar formatos: Gigante, Bodega Gigante y Super Gigante. El momento más ambicioso llegó en 1999, cuando abrió dos tiendas en Los Ángeles, convirtiéndose en la primera cadena mexicana de autoservicio en operar en EU.
Según los registros en la BMV , la historia de Gigante como supermercado terminó en 2007, cuando su Consejo de Administración aprobó la venta de 205 tiendas a Soriana debido a problemas financieros, con la condición de mantener los empleos de más de 24 mil trabajadores. Así cerró una etapa de 45 años que dejó huella en el comercio minorista del país.
Tras dejar atrás el autoservicio, Grupo Gigante siguió desarrollando negocios en distintos sectores: consolidó Toks, impulsó Office Depot en México y Latinoamérica, se alió con Petco, trajo a Panda Express y, recientemente, introdujo en el país el concepto de Casaideas. También creció en bienes raíces con centros comerciales y desarrollos corporativos.
Gigante creció por décadas e incluso llegó a EU, pero sus problemas financieros la obligaron a vender 205 tiendas a Soriana y salir del autoservicio.(Expansión/Google AI Studio)
La transformación de Superama
Superama nació en 1965 como un pequeño supermercado de barrio orientado a zonas residenciales de la Ciudad de México. Sus primeras sucursales —en Río Churubusco, Barrilaco y Horacio— marcaron el camino de un formato pensado para consumidores de nivel medio y alto, con un surtido más cuidado y especializado que el de otros autoservicios.
Durante los 70 y 80 creció mediante alianzas con cadenas como Superdescuentos y Cemerca, y en 1986 pasó a formar parte de Grupo Cifra, consolidándose como el supermercado “cercano” y conveniente dentro del portafolio que más tarde adquiriría Walmart.
Ya bajo el mando de Walmart, Superama consolidó su identidad premium: tiendas pequeñas, bien ubicadas y con oferta gourmet, vinos, panadería y comida preparada. En 2012 renovó imagen, remodeló unidades y abrió su canal en línea, aunque comenzó a enfrentar la presión de formatos como Fresko y City Market. Aun así, en 2015 celebró 50 años con 93 tiendas y una clientela que valoraba su servicio y practicidad.
El giro llegó en 2020, cuando Walmart decidió retirar la marca y convertir todas las tiendas en Walmart Express, un formato centrado en precios bajos, conveniencia y servicios omnicanal como WhatsApp, pickup y entregas rápidas. La primera conversión fue en Puebla, según se lee en su página web , y el proceso terminó en 2022. La transición redujo buena parte del surtido gourmet y eliminó marcas exclusivas, generando nostalgia entre clientes fieles y dejando un espacio que aprovecharon cadenas como Selecto, Fresko y City Market.
Hoy, aunque Walmart Express opera más de 100 tiendas, Superama permanece solo en el recuerdo: un supermercado pequeño, cómodo y bien surtido que, durante más de cinco décadas, ocupó un lugar particular en la vida de los consumidores de la capital.
Superama se consolidó como supermercado premium bajo Walmart, pero la compañía eliminó la marca en 2020 para impulsar Walmart Express(Jesús Almazán)
El paso fugaz de Carrefour
Carrefour llegó a México en 1994 asociada con Grupo Gigante, con la meta de replicar su modelo de hipermercados: tiendas grandes, precios bajos y compras masivas. La cadena arrancó con fuerza y, pese al entorno económico complicado, logró abrir 29 sucursales en ciudades clave como Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, León y Cancún.
Sin embargo, el negocio nunca despegó como esperaba. El mercado mexicano era altamente competitivo: Walmart crecía con velocidad, Cifra-Aurrera ya estaba consolidada y Comercial Mexicana dominaba con experiencia local. A esto se sumaron tensiones internas y los problemas financieros de Gigante, que afectaron la operación conjunta. Los costos se apretaron, las ventas no alcanzaron el nivel necesario y la estrategia de hipermercados no terminó de adaptarse al consumidor mexicano.
En 2005, Carrefour decidió retirarse de México como parte de su reorganización global y puso en venta todas sus tiendas. Chedraui compró los 29 establecimientos y, en cuestión de meses, los transformó bajo su propia marca. Así terminó la breve etapa de Carrefour en el país. La cadena francesa continúa operando en otros mercados con gran éxito, pero en México su paso quedó como una historia corta.
Carrefour no logró adaptar su modelo de hipermercados al mercado mexicano y, ante la competencia, vendió sus 29 tiendas a Chedraui en 2005. (Sergio Alves/Getty Images)
Así fue el paso de Kmart por México
Kmart aterrizó en México en 1994 con un proyecto ambicioso: replicar sus “Super Kmart Center”, tiendas de descuento de gran formato que en EU habían convertido a la cadena en un gigante del retail. Llegó de la mano de El Puerto de Liverpool, con dos primeras sucursales en Cuautitlán Izcalli y San Mateo, en la periferia de la Ciudad de México. Un año después abrió dos: Tlalnepantla y Cuernavaca.
Las tiendas eran prácticamente un espejo de las estadounidenses —pasillos amplios, departamentos de ropa, electrónica y hogar— pero con toques locales como tortillería y salchichonería. El plan sonaba enorme: abrir hasta 50 tiendas en cinco años. La realidad fue otra. La marca apenas sumó cinco unidades y nunca logró consolidarse en un mercado dominado por formatos más adaptados al consumidor mexicano.
En 1997, en medio de problemas internos y la necesidad de concentrarse en su operación estadounidense, Kmart decidió retirarse del país. Vendió sus tiendas —incluida la de Puebla, entonces en construcción— a Controladora Comercial Mexicana. Cuatro de ellas se convirtieron en parte de la cadena Mega, y más tarde serían absorbidas por Soriana.
Así terminó la breve y discreta historia de Kmart en México. Dos décadas después, la compañía desaparecería también en su país de origen: el 20 de octubre de 2024 cerró su última tienda en Nueva York, marcando el fin de un emblema del retail que alguna vez compitió con Walmart.
Kmart entró con planes ambiciosos y en alianza con Liverpool, pero nunca logró consolidarse.(Tim Boyle/Getty Images)
Cuando Auchan intentó conquistar el súper mexicano
Auchan, el gigante francés de los hipermercados fundado en 1961 por Gérard Mulliez, llegó a México en 1997 con la expectativa de replicar su modelo europeo. Entró al país mediante una alianza con Comercial Mexicana y abrió cinco tiendas en el Valle de México y Puebla. Sus sucursales destacaban por su formato amplio y detalles poco comunes entonces, como las rampas eléctricas inclinadas que conectaban el estacionamiento con el piso de ventas.
Pese a su proyección internacional, Auchan nunca logró despegar en el mercado mexicano. La competencia con jugadores ya consolidados, como Walmart y la propia Comercial Mexicana, frenó su crecimiento. Para 2003, la empresa decidió retirarse definitivamente y vendió todas sus tiendas a Comercial Mexicana, que más tarde sería adquirida por Soriana. Varias de esas sucursales aún conservan la estructura original del hipermercado francés.
Hoy, Auchan opera miles de tiendas en Europa y Asia, pero en México su presencia quedó como un recuerdo breve dentro de la historia de los supermercados extranjeros que no lograron consolidarse frente a las cadenas locales.
Las lecciones
La desaparición de Comercial Mexicana, Gigante, Superama, Carrefour, Kmart y Auchan refleja cómo el autoservicio en México se volvió un mercado implacable, donde solo sobreviven las cadenas capaces de operar con gran escala, invertir en logística y adaptarse rápido. En menos de dos décadas, el país pasó de tener numerosos competidores locales y extranjeros a un sector dominado por unos cuantos grupos con músculo financiero suficiente para soportar márgenes cada vez más estrechos.
La presión alcanzó especialmente a las internacionales. Carrefour, Kmart y Auchan llegaron con formatos exitosos en otros países y alianzas ambiciosas, pero no lograron adaptarse al consumidor mexicano. Enfrentaron costos altos, estrategias poco flexibles y, en algunos casos, socios locales con problemas internos. En un mercado donde la cercanía, el precio y el entendimiento del territorio pesan más que la marca global, su presencia fue corta y terminó en retiro.
Hoy el ecosistema es más concentrado y competitivo que nunca. Para permanecer, un autoservicio necesita eficiencia operativa, lectura fina de hábitos de compra y capacidad para ajustar formatos con rapidez. La experiencia de las cadenas que desaparecieron —desde históricos nacionales hasta multinacionales— deja una conclusión clara: en México, ni la tradición ni el prestigio internacional aseguran sobrevivir.