Al inicio, la promesa parecía imposible: construir al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, con estándares internacionales, en menos de tres años. Pero 886 días después de puesta la primera piedra comenzará con operaciones.
El aeropuerto exprés: el AIFA tomó menos de tres años de construcción
Francisco González Pulido, el arquitecto que diseñó el máster plan del aeropuerto, no está de acuerdo con las modificaciones que hicieron a su plan. Sin embargo, reconoce que había dos grandes retos: el poco tiempo de ejecución disponible y los recursos limitados.
El caso de la segunda complicación, no se resolvió del todo, ya que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha reportado 23% más de inversión ejercida en el proyecto desde los estudios. En el caso del tiempo, descartando las obras de conectividad terrestre (que no están listas), la meta se alcanzó.
“Independientemente de cómo se termine su diseño y de todo, creo que sí romperá el récord de ser el aeropuerto que se construyó en el menor tiempo. En general, un aeropuerto grande toma entre cuatro o cinco años y otros cinco más de planeación. Santa Lucía, en total de planeación y construcción fueron tres y medio, algo realmente extraordinario”, reconoció el arquitecto Franciso Gonzalez Pulido, quien diseñó el máster plan del AIFA y a pesar de no estar a favor de cómo se modificó su plan.
No fue la primera vez que alguien se sorprendió con la velocidad. Luis Felipe de Oliveira, director global del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI, por sus siglas en inglés), dijo en mayo de 2021 que estaba sorprendido por la velocidad de la construcción.
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“Estoy muy impresionado por lo que hicieron en Santa Lucía, en el sentido de cómo pudieron construir un aeropuerto modular, interesante que funciona bien”, comentó luego de una visita.
¿Cómo se logró avanzar a esa velocidad en la obra?
En entrevista con Obras en octubre del 2020, cuando la obra cumplió un año de comenzarse, Gustavo Vallejo, explicó que la construcción se dividió en 20 frentes de trabajo a cargo de ingenieros militares separados.
Es decir, la obra se partió en secciones individuales, en lugar de abordarla en su totalidad. Algunos de ellos fueron la torre de control, terminal de pasajeros, pista central, campus escolar, centro comercial, entre otros. En cada una de estas divisiones había grupos de personas con el único objetivo de terminar esa parte de la construcción.
Cada equipo calculaba, de manera independiente, los recursos necesarios, la mano de obra requerida y su presupuesto.
Los ingenieros militares a cargo reportaba a su vez a Gustavo Vallejo, quién era el responsable del proyecto completo. De esta manera, todo avanzaba de manera simultánea.
También se tuvieron que superponer los procesos para ganar tiempo. En cuanto estuvo listo el plan maestro, se realizaron estudios e inicio de construcción al mismo tiempo.
“Normalmente, la fase de planeación es donde están todos los estudios previos. Después hay una fase de diseño de estas instalaciones. Terminando el diseño, viene la fase de construcción; y terminado el procedimiento de construcción, viene una fase de preparación operacional del aeropuerto. Hoy estas cuatro fases no son secuenciales, están superpuestas, pero también la propia ley lo contempla. Las grandes obras de ingeniería pueden iniciarse aún con los estudios mínimos necesarios para poder realizarse durante el tiempo determinado”, explicó Gustavo Vallejo.