Por varias décadas la gran industria automotriz, que considera desde los proveedores hasta las empresas que venden los autos, fue considerada una de las peores enemigas del medio ambiente, pero cada vez son más las firmas de este sector que avanzan hacia un futuro más verde. En el caso de la autopartista mexicana Metalsa, se ha convertido en pionera en usar un instrumento de inversión aún desconocido en el país: los bonos ligados a criterios de sostenibilidad.
Se trata de la primera oferta de un bono de este tipo denominada en dólares por un emisor mexicano. La principal diferencia que estos instrumentos tienen con los bonos verdes, sustentables o sociales, es que los recursos obtenidos no están etiquetados, o condicionados, a proyectos ASG (que se enfocan en factores ambientales, sociales o de gobernanza), sino que está ligado al cumplimiento de algún indicador clave. Para el caso de Metalsa, se trata de la intensidad de la emisión de gases de efecto invernadero.