Esta situación se observó en el mercado accionario y de deuda nacional, donde para el tercer trimestre de 2020 se detuvo la sequía en la colocación de deuda y actividad bursátil. De hecho, el índice de la BMV cerró el 2020 por arriba del registrado un año antes y en el caso de BIVA también se observó una recuperación a finales de año.
En mi opinión, este dinamismo se debió principalmente a un par de factores. El primero, a la gran labor que ha llevado a cabo el mercado organizado para ampliar el catálogo de instrumentos financieros en los que se puede invertir. Dentro de esta oferta se han consolidado las Fibras, los CKD’s y en especial los bonos con un enfoque verde, social y sustentable.
Segundo, por la gran cantidad de recursos que mantienen disponibles para colocar las Afores, compañías de seguros, operadoras de fondos de inversión, asesores de inversión y bancos de desarrollo.
En particular, la emisión de bonos temáticos o etiquetados superó tanto en monto como en número de emisiones lo registrado en 2019. En consecuencia, este mercado retomó la senda de crecimiento que perdió en 2018 y que coincidió con el inicio de la nueva administración federal. Esto, sin lugar a duda, indica la buena salud con la que cuenta nuestro sector bursátil y en particular nuestro mercado de bonos etiquetados.
A pesar del buen desempeño que mostró este mercado, existen algunas áreas de oportunidad en las cuales debemos seguir trabajando para consolidarlo.
Debemos incrementar el número de emisores subnacionales. Solo la Ciudad de México ha emitido deuda de este tipo en el mercado local. Si bien el Gobierno Federal colocó su primer bono sustentable en septiembre de 2020, este fue emitido en el mercado europeo y algunos años después de lo que hiciera Chile.
Ahora bien, según información pública, el Estado de Veracruz estaría evaluando regresar al mercado de deuda en un par de años con un bono verde. Estoy convencido que dentro del sector público existe una gran cantidad de necesidades y proyectos que pueden ser catalogados como verdes y sociales. Sólo pensemos en los retos que representa la administración del agua, la eficiencia energética, la movilidad eléctrica y las construcciones sustentables.
Del lado del sector privado, de los 27 bonos etiquetados que se han colocado desde 2016, solo un banco comercial y cuatro corporativos han emitido bonos de este tipo. Contar con políticas gubernamentales claras y definidas, sobre todo en el aspecto energético y ambiental, incentivaría a los privados a entrar en este mercado.