El atractivo que ha venido perdiendo Pemex y CFE entre las Afores, que gestionan el equivalente a 21% del PIB, se relaciona con la falta de un plan de negocios que otorgue rendimientos y contemple un modelo sostenible a largo plazo, coinciden expertos y gestores de inversión. Por ejemplo, para Afore Sura, la cuarta Afore más grande por número de cuentas, la inversión en activos de “energía sustentable y activos de transición” es mayor que el capital fresco colocado en empresas estatales, de acuerdo con la firma.
Además, la presión financiera en Pemex mantiene a la empresa con calificaciones en grado especulativo y una perspectiva negativa por parte de las principales agencias calificadoras. “Las Afores han venido bajando su riesgo en Pemex, porque desde el punto de vista financiero es una empresa que está en quiebra”, dice Jorge Sánchez, director del programa de investigación aplicada de la Fundación de Estudios Financieros del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Desde la administración pasada, las finanzas de Pemex han estado en la mira de las calificadoras y de inversionistas. La empresa estatal más grande del país es una de las petroleras más endeudadas en el mundo con una cifra que supera los 100,000 millones de dólares y acumula una pérdida de 22,993 mdp al cierre de la primera mitad de 2021, de acuerdo con su reporte financiero.
El gobierno mexicano ha invertido alrededor de 10,000 millones de dólares y ha otorgado otros alivios fiscales a Pemex para revertir esta tendencia y así elevar la producción petrolera, operar plantas de refinación y dar mantenimiento a la empresa estatal para que sea más atractiva a ojos de los inversionistas. Sin embargo, los resultados deseados aún no son visibles.
Pemex registró una producción petrolera de 1.7 millones de barriles diarios en julio, por debajo de la meta diaria impuesta por el gobierno de 2.2 millones de barriles diarios. Además, en un lapso de poco más de un mes, Pemex sufrió dos golpes en su producción y su imagen: la explosión de la plataforma E-Ku A2 en Campeche y una fuga de gas que produjo un enorme incendio en medio del mar del Golfo de México, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo e incluso el incidente fue nombrado como el “ojo de fuego”.