Esta sensibilidad en el mercado de commodities se debe también a que los precios ya han sido presionados en mayor medida por la fuerte demanda de materias primas y las disrupciones en la cadena de suministro desde el inicio de la pandemia. En 2021, el índice de Standard & Poor’s que agrupa los commodities, S&P GSCI Commodities Index Spot, subió 38.7% en contraste con su nivel al cierre de 2020.
Y esto es solo el comienzo, el gestor de activos Franklin Templeton señaló que la transición energética presionará el precio de las materias primas como el cobalto, aluminio, níquel y estaño. ”El rally de materias primas podría consolidarse en un gran ciclo con efectos relevantes sobre la inflación en el corto, mediano y largo plazo”, dijo Ramsé Gutiérrez, codirector de inversiones de este fondo.
Los analistas estiman que una incursión bélica podría elevar aún más estos precios. En el caso del petróleo, por ejemplo, el precio podría tocar hasta los 120 dólares por barril, según estimaciones de la institución financiera JP Morgan.
Claro que este escenario es el que ninguno de los analistas quiere ver, y, hasta ahora, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea se han mantenido en el camino diplomático.
Sin embargo, en el peor de los escenarios, los precios de los commodities sentirían el impacto de posibles sanciones de Estados Unidos en contra del gobierno de Rusia. Hace cuatro años, los inversionistas observaron el efecto acotado de este tipo de sanciones. De una manera más limitada, Estados Unidos sancionó a una veintena de oligarcas, oficiales y empresas relacionadas en Rusia en 2018, detonado por la anexión de Crimea. Una de las empresas sancionadas fue Rusal, la mayor productora de aluminio de ese país. En abril de ese año, poco después de darse a conocer las sanciones, el precio de los contratos de aluminio se disparó de casi 2,000 dólares hasta 2,600 dólares por tonelada.
“Las políticas anteriores han sido muy específicas, a menudo centradas en individuos y empresas específicas”, comentó Robin Griffin, vicepresidente de Wood Mackenzie. Ahora el riesgo es mayor. “Un enfoque global a nivel europeo o liderado por la ONU sería un desafío único”, añadió Griffin.