La contundente apreciación de la divisa mexicana en los recientes meses, que la ha encumbrado a máximos de siete años, es ostentada por el gobierno como una presea de su éxito económico, pero del otro lado de la moneda, los exportadores y receptores de remesas están resintiendo los efectos del superpeso y temen un mayor impacto en sus operaciones.
Una moneda mexicana fuerte afecta principalmente a las empresas exportadoras. La magnitud varía según el sector y la situación específica. Algunos exportadores pueden estar mejor preparados para enfrentar la apreciación de la moneda a través de estrategias de cobertura o diversificación de mercados.